Stats
| Velocidad |
|
0 |
Related Collectible
Lore
Cambio de paradigma
Tan veloz que necesitarás nuevas barreras que romper.
"No vuelvas a mencionarla", espetó Osiris al titán exo, sus palabras se elevaron por encima del bullicio del Hangar.
A unos metros, bajo la sombra de una hipernave, Cuervo y Holliday se estremecieron. Acababan de desembarcar y habrían irrumpido en plena discusión, de no haber sido por los reflejos de Cuervo. Gracias a su trabajo de espionaje, tenía un sexto sentido para las conversaciones privadas. Era bueno saber que esa habilidad resultaba tan útil en casa como en el campo de batalla.
"Vaya", murmuró Holliday al ver que Osiris se iba enfadado. Cuervo la miró, como pidiendo una explicación. ¿Quién era ese exo? ¿Quién era la que no debía mencionarse? "Luego te cuento", susurró ella mientras salía de su escondite.
"¡Holliday!", balbuceó Cuervo, pero ya era tarde. Amanda ya estaba junto al exo y le había puesto la mano sobre el hombro amistosamente.
Nervioso, movió los pies y consideró sus opciones. Incluso en las mejores circunstancias, cada vez que tenía que conocer a alguien nuevo, se ponía nervioso. Pocos guardianes llevaban máscaras por la Torre y, por mucho que quisiera ser como ellos, sabía lo que podía pasar si empezaba a pasearse por ahí con la cara descubierta. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba con la máscara, más observado se sentía. Tarde o temprano, iba a levantar sospechas.
O quizá no. Aquel exo llevaba un casco y Holliday parecía aceptar ese hecho con naturalidad, igual que había hecho con él.
Además, ¿qué era más sospechoso: llevar una máscara o andar merodeando por las sombras? Cuervo salió del hueco de la escalera, intentando actuar con naturalidad. Se acercó a ellos cuando Holliday estaba diciendo: "Dime si puedo ayudarte a poner algunos ladrillos".
No tuvo tiempo de adivinar de qué hablaban; al verlo, el exo lo miró y exclamó: "¿Y tú quién eres? Estás flaco, pero te mueves con agilidad. Debes de ser un cazador".
Con eso, a Cuervo se le olvidaron todos los saludos inocentes que había pensado. Asintió en silencio y, con una carcajada, Holliday le propinó una palmada en la espalda.
"Este es Cuervo, nuestro experto en inteligencia con todo este asunto de los cabal", dijo. "Cuervo, te presento a San-14. Él es… Bueno, hace de todo, pero su misión principal es dirigir las Pruebas de Osiris".
Por una vez, se sintió aliviado por llevar la máscara. De lo contrario, habrían notado su expresión de sorpresa al oír el nombre. Lo había oído antes, tanto aquí, pronunciado con admiración, como en la Costa Enredada, escupido con odio. Ninguna versión parecía encajar con aquel alegre titán que le agarraba el antebrazo.
Sus instintos de espía lo habían salvado de nuevo. "¿En serio? Qué interesante", comentó Cuervo, devolviendo el gesto con más firmeza. "Pensaba que se llamaban simplemente Pruebas. No sabía que Osiris tenía algo que ver".
San se apartó con una risa triste. "Él tiene que ver con muchas cosas importantes. Yo ayudo en lo que puedo".
"Haces algo más que ayudar", corrigió Holliday. "Espero que el viejo sepa lo mucho que te debe".
Cuervo miró a San. Nunca habría imaginado que Osiris le debiera nada a nadie.
"La ayuda no se cobra. Debemos apoyarnos unos a otros sin esperar nada a cambio. Excepto Banshee", agregó con lo que parecía ser un guiño. "Que me debe lumen".
Cuervo se rio relajado. Le sorprendió descubrir lo bien que le caía San y lo mucho que quería caerle bien. ¿Qué tendrá en común este amable exo con alguien tan intimidante como Osiris?
Mientras le daba vueltas a ese pensamiento, Holliday seguía hablando: "Siempre hay que encontrar un equilibrio. ¿No crees?".
De pronto, la actitud de San cambió. "No creo", dijo con seriedad. "En la batalla, cuando hay un camarada herido, hay que ayudarlo hasta que se recupera, aunque tú mismo estés herido también. Es la única forma de salir adelante".
Eso emocionó a Cuervo. Pensó que San y Osiris debían de conocerse desde hace mucho tiempo. ¿Cómo sería sentir la seguridad y la tranquilidad de que alguien vela por ti y lucha a tu lado por la misma causa? Le encantaría saberlo.
"Siempre es un placer hablar contigo, Amanda. Y contigo también, Cuervo flaco", bromeó San mientras se alejaba.
Cuervo se quedó mirándolo mientras el titán de hombros anchos se perdía entre la multitud. "Ha sido un placer", contestó torpemente, demasiado tarde para que lo oyera.
Holliday se rio. Cuervo la miró. ¿Iba a explicarle por fin qué pasaba?
Ella negó con la cabeza. "Es una larga historia", dijo pasándole el brazo por los hombros. "Solo te la contaré con unas copas. Y pagas tú, ¿no?".
