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Lore
Túnica Primer Ascenso
Daría lo que fuera por leer una de esas novelas de detectives de la Edad de Oro…, aunque solo fuera una vez más.
La Luz olvida. La Oscuridad recuerda.
Ikora estudió la extraña aproximación de la Torre. El viento que soplaba entre los pasillos levantaba el polvo a su paso. Sintió el impulso de explorar, de encontrar su antiguo despacho…, de ver hasta dónde llegaba la recreación.
Pero, nada más poner un pie en las escaleras, se tropezó con algo: una forma rectangular, pequeña pero conocida. Recogió el libro y desempolvó delicadamente la cubierta. Era un ejemplar de "Las trepidantes aventuras de Sedona Kane, detective privada". A juzgar por la mediocre ilustración de la portada, se trataba de "El curioso caso del doctor Pennyworth", la cuarta entrega de la saga.
La Luz olvida. La Oscuridad recuerda.
Oscuridad. En un lugar con una Luz tan potente, ¿bastaría con manifestarlo… todo? Hojeó el libro. Hasta aquella mancha de café seguía decorando la página 95.
Mientras examinaba los colores vivos y las líneas gruesas de la deteriorada cubierta, los recuerdos inundaron la mente de Ikora. Recordó cómo golpeó la pared de su litera una noche con los pies tras una humillante derrota en el Crisol, bajo la tenue luz de Ofiuco. Rememoró cómo limpió los restos de bebida de las páginas en el comedor y rezó por que no se hubiesen estropeado del todo. También le vinieron a la mente otros momentos. El tacto cálido de otra mano sobre la suya mientras leía un pasaje en voz alta por enésima vez…
La hechicera se acercó el libro a la nariz. Necesitaba volver a olerlo.
La Luz olvida. La Oscuridad recuerda. Y eso haría ella también.
