Special Perks
Stats
Impacto |
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15 | |
Alcance |
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29 | |
• Damage Falloff | |||
Estabilidad |
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38 | |
Manejo |
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70 | |
Velocidad de recarga |
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26 | |
• Reload Time | |||
Asistencia de apuntado |
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55 | |
Capacidad |
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64 | |
Zoom |
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15 | |
Eficacia en el aire |
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12 | |
Direc. de retroceso |
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100 | |
Disparos por minuto | 900 | ||
Cargador | 35 | ||
Ataque | 0 |
Curated Roll
Lore
Multimach CCX
Los amigos son compañeros en un viaje en el que deben ayudarse a perseverar.
Lord Saladino estaba sentado junto a una mesa pequeña y examinaba en la pantalla holográfica los movimientos de las tropas cabal por el sistema. Estaba arrinconado en lo que antaño había sido un aposento muy amplio, empequeñecido a lo largo de los años por estanterías llenas de armas, trofeos, informes tácticos y polvorientos modificadores de equipamiento. Como todos los viejos, se repetía a sí mismo que esas reliquias podrían ser útiles algún día, aunque, en el fondo, sabía que era una cuestión de pura nostalgia.
De repente, alguien llamó a la puerta. Puso la mano sobre su pistola y echó un vistazo por la mirilla. Era Ikora, con una bolsa de papel marrón en la mano. El Señor de Hierro resopló y abrió la puerta.
"Pensé que tendrías hambre". Ikora le entregó la bolsa. "¿Te gusta la comida tailandesa?".
Lord Saladino la invitó a entrar. "A mí me gusta todo".
La hechicera entró con confianza y se dispuso a despejar una mesa para comer. Aunque Ikora no dijo nada al respecto, Saladino pudo sentir su preocupación por el estado de los aposentos. Ikora miraba las esquinas cubiertas de moho y arrugó la nariz al sentir el olor agrio de las pieles de su armadura. Pasó un dedo por encima del polvo.
Le pasó un cuenco de bambú lleno de fideos. "¿Cómo estás, Saladino?", preguntó inclinando la cabeza con inquietud.
Estaré mejor cuando Caiatl deje de estar en el sistema solar. El Señor de Hierro, a pesar de ser capaz de desmontar un arma en menos de 60 segundos, apenas podía manipular los palillos desechables para comer. Aquellos delicados utensilios temblaban en sus enormes manos.
"Zavala está seguro de que puedes forzar su retirada". A falta de un lugar donde sentarse, Ikora se inclinó sobre la mesa, sosteniendo su cuenco grácilmente.
"El optimismo de Zavala es más peligroso que el ejército de Caiatl". Lord Saladino frunció el ceño. "Cuando las negociaciones de paz fracasen, los echaremos a las malas. Como siempre". Saladino se dio por vencido y se deshizo de los palillos, optando por llevarse el cuenco directamente a los labios y comerse los fideos a sorbos.
"Claro. ¿Y luego? ¿Qué harás luego?", Ikora lo miró con ternura. "¿Te tomarás unas vacaciones?".
Saladino señaló el holograma táctico. "Cuando nos encarguemos de los cabal, irá a por la siguiente atrocidad. Vex, colmena, poseídos, caídos… quién sabe. Siempre hay algo". Miró a Ikora. "¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que te tomaste unas vacaciones?".
Ikora arqueó una ceja. "'Touché'. Pero tú llevas mucho más tiempo que yo en esto".
"Sí, es cierto". Su respuesta sonó más dura de lo que había querido. Hizo una pausa y continuó: "Estoy mejor en el campo de batalla. Me mantiene despierto, conectado. Es la Torre lo que me cansa, pasarme el día mirando informes y escuchando todo ese politiqueo…".
"¿Y qué harás si ganamos?", insistió Ikora. "Imagina que mañana aniquilamos a toda la Flota Negra y que ya no hay más batallas que librar. ¿Qué harías entonces?".
Saladino se rio ante la idea descabellada de la hechicera. "Bueno, en ese caso, supongo que me tomaría unas vacaciones".
Los dos guerreros se miraron en un silencio sepulcral hasta que, por fin, estallaron en carcajadas de alivio.
Esos breves instantes de ligereza lo ablandaron. "No te preocupes, Ikora. Estoy bien".
La hechicera arqueó una ceja y observó el desorden que los rodeaba.
Saladino quiso aguantar firme el escrutinio, pero cedió con un suspiro de exasperación. "Si vas a quedarte más tranquila, traeré unas cuantas nuevas Luces y les pediré que limpien un poco".
"Me quedaría mucho más tranquila, gracias". Ikora seguía preocupada. "La verdad es que, con Zavala tan ocupado y sin Vanguardia de cazadores, me preocupa que no estemos preparados. Ya sabes lo que nos espera. Necesitamos a los Señores de Hierro más que nunca".
Saladino volvió a mirar a su pantalla táctica. "Lo sé, jovencita. Siempre estaré aquí para lo que necesites".