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Lore
Campana de las conquistas
Oye el séptimo tañido, llama a las espadas a enfrentarse.
Este tipo de campana de guerra cabal, conocido como campana de las conquistas, es un ejemplo de un arte de combate tradicional llamado scal'sangus, o "inscripción de sangre", muy popular en la Era del Plomo, antes de que los cabal se extendieran más allá de su sistema estelar. Estos objetos conmemoraban hazañas de guerra y victorias personales, y los había de muchos tipos. Los mercenarios comunes se cosían en el cuero los dientes tallados de sus enemigos derrotados, y los que gozaban de más recursos reclamaban los torsos completos de sus rivales para preservarlos, barnizarlos y exhibirlos como bustos.
La campana de las conquistas era un testimonio menos macabro de las victorias de su dueño. Cuando un guerrero derramaba sangre por primera vez, recibía una campana sin ornamentos. Aquellos que querían desafiar a un guerrero en combate solicitaban su campana y la tañían siete veces.
Cuando los guerreros acumulaban alguna victoria, mandaban sus campanas a los artesanos para que las decoraran, con el fin de conmemorar su gloria. Estos adornos permitían a los portadores exigir beneficios por haber participado en honorables combates y logrado victorias. Un guerrero que hubiera superado la Prueba de las Bestias podía traer a una bestia de guerra entrenada a un duelo; un superviviente de la Noche Desollada podía rajar dos veces a su oponente en el estómago; aquellos que hubieran sobrevivido a la Boca Férrea Helada podían recubrir sus espadas de ceniza blanca cáustica.
Derrotar al portador de una campana de guerra otorgaba al vencedor el derecho a adueñarse de ella. Era costumbre grabar en el badajo de la campana unas pequeñas muescas que representaran la causa de la muerte del dueño anterior. La propiedad del artefacto quedaba completamente transferida cuando ese grabado se desgastaba por el uso de los nuevos desafiantes que la tañeran. Entonces, todos los privilegios que la campana otorgaba se transferían al nuevo titular. Por eso, las más elaboradas eran muy codiciadas y se defendían con uñas y dientes.
Las campanas de guerra siguieron usándose durante la era del colonialismo galáctico, y su ornamentación se volvió todavía más refinada. Los intricados mosaicos con incrustaciones de piedras preciosas se convirtieron en símbolos de riqueza y otorgaban aún más concesiones en los duelos, lo cual suponía un mayor atractivo para los desafiantes. Sin embargo, a medida que aumentaba la envergadura de los conflictos, quedaron patentes las dificultades logísticas de reclamar campanas de guerra. A veces, juntaban todas las campanas capturadas y las fundían para crear elaborados gongs de guerra, y había rituales específicos para que los rivales espaciales tañeran el gong en señal de desafío.
En la posguerra roja, ya son pocos los soldados que siguen esas tradiciones, y la campana de las conquistas es considerada una reliquia sin utilidad. Sin embargo, todavía ocupan un lugar de honor en las naves de los que desean respetar las tradiciones de combate ancestrales.