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Lore
Túnica Pionero
Forjada con la armadura reforzada de corsarios abatidos para honrar los recuerdos que ellos ya no pueden honrar.
III. PRESIÓN
Sjari se acomodó sobre la camilla de madera. ¿Por qué tenía que ser ella la primera?
Estaba examinando la sustancia gelatinosa que llevaba untada en la frente cuando Kalli, una de las veteranas, entró.
"No lo toques. Es antiséptico y aglomerante", explicó Kalli mientras dejaba en la mesa una máscara decorada con cristales azules junto a una variedad de bisturíes, ganchos y plantillas de erosión. Todas las herramientas llevaban grabada la iconografía ceremonial y habían sido afiladas recientemente.
"Normalmente, se tarda años en llegar al nivel de experta, pero la Ira de la Reina cree que no hay tiempo que perder. Si sobrevives, estos aumentos acelerarán tu entrenamiento y amplificarán tus habilidades".
Kalli se dio la vuelta y cogió un mortero. "Tendrás que aprender a concentrarte bajo presión, a alejar tu mente de este lugar y dejar que el cosmos te absorba. Tendrás que proyectarte fuera de ti misma, sin dolor, sin carne ni nervios".
Sjari se aferró a ambos lados de la mesa y apretó la espalda contra la superficie hasta que no quedó ni un soplo de aire entre ella y la madera, como si se hubieran fundido. Se propuso ignorar el rumor del mortero y pensó en cómo Petra le había enseñado a usar lo físico como conducto transitorio hacia lo Ascendente.
"Bébete esto", ordenó Kalli ofreciéndole una pequeña taza de té de florete de reina.
Sjari abrió los ojos, interrumpió su meditación y soltó la mesa. "Sí, hermana. Dame un momento para concentrarme, por favor", rogó y se tragó el té de un sorbo.
"¿Crees que mi voz está más afilada que este cuchillo?", preguntó Kalli cogiendo un bisturí de la mesa. "Presión. Para sobrevivir, tienes que imponerte. Sé fuerte o morirás. Esta es tu prueba final".
Sjari bebió rápidamente y se aferró de nuevo a la mesa. Se concentró en las yemas de sus dedos y en la sensación de la madera tallada. Las vetas formaban caminos diminutos que podía recorrer con las uñas: pequeños patrones ocultos en la enormidad que los rodeaba, revelados solo por su percepción concentrada. Se abandonó a la deriva.
Kalli introdujo el fino borde metálico directamente en el cráneo de Sjari. De la incisión emanó una oleada roja. La abrasadora punción atravesó las capas. Tenía los sentidos abrumados y electrificados. Entonces, una punzada calmante se abrió paso en la maraña discordante de sus nervios. Un patrón. La textura. La división entre lo que era y lo que podría ser.
En su mente, Sjari vio cómo las líneas ley se desplegaban como pétalos de una flor. Plumas de polen como nebulosas. Se dejó llevar hasta que el dolor de la carne era solo una de las muchas opciones que tenía.