Objectives
[Void] Void weapon:
200
Empowerment buffs gained:
20
Altars or Overrides:
100
Related Collectible
Lore
Agarres Illuminus (majestuosos)
Eido retrocedió y las garras larguiruchas del guantelete simbionte se retorcieron. Cuando su padre se lo ponía, ese maldito instrumento siempre se movía dócilmente, como si fuera una extensión de su mano. Sin embargo, cuando ella se lo ponía, parecía tener vida propia.
La infinita paciencia de Misraaks se agotaba. "No, Eido, no. La manipulación simbionte es más que pensar, es sentir. Siente el flujo de energía que emana del suelo, recorre tus piernas, tu torso y llega a tu brazo", movió los brazos en círculo, como si tratara de dispersar un humo imaginario. "El movimiento del guantelete es la continuación de un movimiento que empieza en el corazón del planeta, donde tiene su Luz".
Eido suspiró. Misraaks quería educar a su hija en el método simbionte, pero, después de tres días de intentos en vano, ambos se sentían frustrados. Eido quería aprender y estar a la altura de su padre, pero, cuanto más lo intentaba, más violentamente parecía rechazarla el guantelete.
Eido respiró profundamente unas cuantas veces y extendió el ojo de su mente hacia el suelo, hacia las profundidades donde habita el pozo de Luz, en el centro del planeta. Siguió la Luz que ascendía a través del firmamento y recorría su cuerpo hasta el interior del guantelete. El aparato vibró suavemente y se activó.
"Sí, así", la animó Misraaks. "Ahora, siente cómo la Luz se extiende desde el guantelete hasta el aguijón. Siente su código inactivo. Está dormido, esperando a que lo despiertes".
Eido extendió el guantelete, una descarga de energía salió de su extremo y disparó descargas eléctricas por toda la superficie del aguijón. Sobresaltada, Eido se quitó el guantelete y la conexión se rompió. La electricidad chisporroteó unos instantes más antes de apagarse. Del aguijón frito emanaba un delgado hilo de humo. No era necesario que Misraaks le dijera que acababa de chamuscar el circuito principal.
Misraaks hizo una pausa, antes de hablar. "Esta es una buena lección. Si te concentras en el metal, en la forma de la máquina, y no en…".
"Kelmisraaks. Padre", interrumpió Eido. "Esto no… No quiero…". Intentó contener sus emociones y controlar su voz. Misraaks esperó a que su hija se calmara.
"No soy una simbionte", dijo finalmente. "Estoy segura. Sé que te decepciona, pero… el guantelete ha hablado". Se sacó el aparato del brazo y se lo entregó.
Muy a su pesar, Misraaks lo aceptó. "Es una pena que no aprendas el método simbionte como yo. Sin embargo, es mejor aceptar lo que uno es y lo que no". Alzó las cuatro manos hacia ella, en señal de respeto. "El autoconocimiento es la habilidad más infrecuente de todas, una habilidad que no se suele aprender tan joven".
Eido se sintió aliviada y agradecida por la lección.