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Lore
Casco Lealtad Acolmillada
"Son un insulto, una mácula que debemos limpiar". (Lord Saladino)
OTRA VEZ.
Sok'tol, Quinto de la Luz, sintió como las llamas ascendían por su cuerpo cuando resucitaba.
Notó muchas cosas: el altar bajo sus pies. El rugido de los acólitos. El fuerte agarre en el hombro, que incluso ahora comenzaba a quebrarse bajo la presión.
Sobre él, tres magas sujetaban con fuerza a su Espectro. Su carcasa blanca estaba atrapada por unos tentáculos negros que controlaban el hechizo. El Espectro tiraba contra las ataduras, pero solo podía mirarlo con impotencia.
CANTA SUS MENTIRAS. CUENTA SUS VERDADES.
La voz estaba en todas partes. Sok'tol se esforzaba por sentarse cuando algo lo golpeó, arrojando su cráneo quitinoso contra la piedra una y otra vez. Chillaba mientras el adorno de hueso que le rodeaba la cara se astillaba y se soltaba. Su mandíbula se dislocó, sus propios dientes se le clavaron en la cara. Sintió cómo todo su ser se agrietaba y se rompía.
Oscuridad. Y luego…
OTRA VEZ.
Su carcasa volvía a restaurarse y el fuego de alma fluía de nuevo cuando Sok'tol, Quinto de la Luz, despertó estremecido.
Los acólitos rugieron de nuevo. Invadieron el altar, envueltos en una neblina verde. Sok'tol alzó la vista hacia el ogro que lo inmovilizaba contra el altar.
Le apretó más el hombro y sus garras vibraron con ira. Agitó su enorme cabeza, en la que llevaba una corona de esmeralda, y bramó con una voz que no era suya:
TU FUERZA SERÁ MÍA. AL IGUAL QUE LA DE ELLA. HABLA.
Sok'tol concentró la Luz en la armadura de su mano y empezó a crear una granada, pero los acólitos se acercaron y le arrancaron los dedos a zarpazos.
Sok'tol enseñó los dientes y rugió al ogro, cuyos ojos se encendieron de furia mientras soltaba una ráfaga de fuego de alma por la boca. Sok'tol abrió la mandíbula para aullar mientras moría.
Oscuridad. Y luego…
OTRA VEZ.
