Related Collectible
Lore
Banda Cacería Salvaje
Recuerda tu juramento.
V
Su espíritu despertó de la monótona normalidad. Vio la vorágine refulgente engullir el ónix viviente ante ella. Distinguió la claridad en el ronroneo que emanaba de la piedra. Ya iban tres veces que lo hacía, la última vez la había dejado con varias fracturas en los huesos de las manos. La piedra desató su venganza de mil maneras. Estudió los caminos que habían dejado a Driksys sin vida y en el olvido. Estudió a los que mostraban su fracaso. Pero había lagunas y ella siempre necesitaba más. Trihn sacó el segundo vial con su aguja dorada.
Le sentó como un rayo embotellado. Retiró las capas y lo presenció. Entonces, supo que la piedra de ónix no se había alzado, sino que la habían arrojado al suelo como un cuchillo, quedando plantada como un estandarte. Un dedo que señala. Dio respuestas sencillas a cambio de extravagancias mentales y del espacio vacío entre pensamientos. Un nombre enterrado que debe ser revelado.
Insinuando,
preguntando después,
insistiendo,
impulsado.
Incrustado.
Desgarró su conciencia a través del cosmos hasta llegar a un saliente de espadas de ónix, congelado en llamas esmeraldas y con vistas a los sistemas oscuros. Un destello en la distancia. ¿Un mundo? ¿Un nombre? Una promesa ofrecida y arrastrada con un humor sisífico a medida que las voces provenientes de los confines del espacio convergían en grandes risotadas. Una figura solitaria se encontraba en el saliente, entre dos tronos vacíos. Un sinfín de bocas marcaban la línea central de su forma. Gritaban con innumerables voces. Su armoniosa epifanía hizo emerger ese nombre enterrado de las profundidades del foso hasta la superficie.
Era la única verdad ante ella y, con ella, Trihn se ahogó en el arrepentimiento.
Trihn abrió sus ojos y miró a Shakto. Asintió. Hizo acopio de valor y mantuvo su espada envainada. Habrá sido el miedo, se dijo. No esperaba verlo.
"Has murmurado un nombre". Esperó su respuesta.
Ella se sentó en la oscura caverna, ante el criptolito y, rápidamente, retrocedió. Los músculos le dolían y cada movimiento le causaba un terrible dolor en los tendones desgarrados y en los huesos fracturados.
"¿Qué?". Algo irritante y pulsante se arremolinaba en su cabeza. No era el éter. Era otra cosa.
"¿Te acuerdas del nombre?". Shakto se sentó junto a ella y empezó a curar sus heridas.
"Algo se dirige hacia aquí". Trihn miró a su Espectro. "No me acuerdo".
"Xivu Arath". Shakto no vio muestras de que reconociera ese nombre, pero Trihn sintió que el nombre se anidaba en las hendiduras vacías de su mente. Se había apoderado de ella.
Durante el viaje de vuelta al continente de la Costa, el nombre se fue extendiendo, batallando con sus pensamientos. Trihn soñaba con Driksys y despertaba con las uñas clavadas en las palmas de sus manos, llenas de sangre, o llorando sola en la oscuridad de la noche, en alguna roca desolada. Ya se había separado así de Shakto dos veces antes de que encontraran un remedio: la muerte. Revivir había mantenido el nombre a raya, pero solo por un tiempo. Llegó a conocer el nombre por su persistencia. Xivu Arath. Este la derribaba con frecuencia, pero siempre había encontrado la forma de recuperarse. Esto no acabaría con ella, todavía quedaba mucho por hacer.