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Lore
Agarres Cacería Salvaje
Ataca como una serpiente.
II
"No sé si quería que encontraseis esto". Gaelin-4 se bajó de su colibrí. Se quitó la capucha y se acercó Transfiguración al ojo. Los restos calcinados de un transporte terrestre desprendían hebras de humo verde. El sitio, lleno de metal deformado, consistía en una carretera compacta rodeada de peñascos escarpados. El transporte estaba abierto y medio lleno de metal derretido. Corrientes de magma ígneo enfriándose fluían por la carcasa derretida del transporte. Examinó las frenéticas huellas que había por toda la zona.
Los dos caídos que lo acompañaban apagaron los motores de sus barracudas y se sentaron a esperar a que el guardián actuara. Cada barracuda llevaba un pequeño paquete de suministros. La de Nivviks llevaba señuelos y extracto. La de Vynriis llevaba éter y munición. Ambos llevaban varias minas de red.
Gaelin-4 se colgó el fusil del hombro y miró a los caídos. Nivviks hizo un gesto con sus brazos superiores. "Te seguimos, ¿sí?".
El exo abrió camino. Los dos tramperos lo siguieron.
"Unidad de seguridad". Nivviks levantó la cabeza de un androide. "Mal trabajo".
"¿Cómo de agresivos los habéis creado? ¿Tanto como para que las furias abandonen este santuario?".
Nivviks sacó uno de los ojos del androide y se lo metió en el bolsillo. "¿Visión? No, grabadora rota". El caído rio y soltó la cabeza, que cayó con un golpe seco sobre el polvo.
Vynriis rio entre dientes. Al exo no le hizo ninguna gracia.
"¿Es raro que se alejen del santuario, listo? Algo la atrajo". Gaelin miró a Vynriis.
"Sí, pero la expansión territorial", Vynriis articuló las palabras con cuidado.
"No tienen costumbres, como los guardianes", dijo Nivviks mientras pasaba junto a Gaelin-4. "La edad las hace más atrevidas".
Gaelin ignoró el comentario anterior. "Hay nuevas pisadas sobre las primeras huellas", dijo al comprobar que había polvo nuevo sobre las marcas antiguas. "Volvió una vez, y volverá de nuevo".
"¿Eso cree el guardián?". Nivviks miró el chasis derretido del transporte.
"Eso cree. Los depredadores marcan nuevo territorio con una muerte. Volverá para asegurarse de que nadie desafía su territorio. Intenta seguir el ritmo, arañita".
"Lo intentaré". Nivviks estiró el cuello para mirar dentro del transporte dañado. "Fuego de alma, lo huelo".
"¿Eso transportaba tu jefe? Podría haber causado la explosión".
"No", respondió rápidamente Vynriis. "Flora exótica".
"¡Hablas sin pensar!", la regañó Nivviks en elixni. Luego, sonrió torpemente a Gaelin-4, antes de cambiar de idioma. "Asuntos privados, ¿sí? Sensible. No preguntas".
"El motivo es importante". Gaelin miró a los dos caídos.
"No. Solo capturar es importante".
"Bien. En todo caso, ninguna flor pudo haber sobrevivido a esto". El exo se arrodilló y abrió la mano. "Aquí hay sangre antigua, pero no hay cuerpos".
Un Espectro se materializó y escaneó en silencio el suelo manchado. "Caídos. Rastros de éter y… ¿aceite cabal?".
Gaelin se giró hacia sus escoltas. "¿Había socios en ese convoy?".
"Siempre". Nivviks miró al Espectro de Gaelin mientras desaparecía en la mano del exo.
Vynriis le dio un toque a Nivviks y habló. "Se llevan los cuerpos. No sabemos por qué". Y agregó: "Aceite cabal inesperado".
"Hay rumores de que Calus tiene una nave reclutando repudiados en el Arrecife. ¿Estáis seguros de que era una furia?".
"Sí", respondió Nivviks mirando a Gaelin-4. "Menos repudiados, mejor".
"Los cabal son igual de susceptibles que vosotros".
"Eso parece", asintió Nivviks agachándose junto a Gaelin.
"¿Campamento?", preguntó Vynriis mientras se unía a ellos.
Gaelin asintió. "Encended una hoguera. Y colocad el señuelo".
"¿Mejor trampa?", dijo Vynriis mirando a Nivviks. Estamos aquí. Con fuego no se sorprenderán".
"Eso es cosa mía. Encended la hoguera".
Nivviks se quedó parado. "Enciéndela tú, portaluz".