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Lore
Distintivo Trabazón
En honor a aquellos que nunca vieron el amanecer después de la batalla.
Jolyon Till se arrodilló ante el trono con la mirada baja. "No entró en el Jardín Negro para desafiarte, sino para impresionarte. ¿Por qué otra razón arriesgaría tanto? Eres lo único que lo llevaría a estos extremos". Podía sentir el frío resplandor de la reina perforando la parte superior de su cabeza.
"¿Excusas, Jolyon?", preguntó la reina, furiosa. "Porque suena patético. Infantil, incluso. Con la Oscuridad no se juega. Quién sabe qué podrías haber despertado. El decreto fue por nuestra seguridad. Como mi cuervo más fiel, pensaba que lo entendías".
"Sí, mi reina. Lo entiendo".
Mara Sov descendió lentamente de su tarima, hacia su viejo amigo de la infancia. Su súbdito. "Dices que lo entiendes, pero desobedeciste mi orden de evitar ese lugar".
Se inclinó hasta que sus labios casi rozaban la oreja de Jolyon. Su voz se redujo a un susurro. "¿Esto es traición?". La palabra resonó por el salón vacío. A Jolyon se le heló la sangre.
"Por favor, mi reina, intenta comprender. Uldren es tu pariente más cercano. Tu sangre. Haríais cualquier cosa por el otro". Hizo una pausa para elegir cuidadosamente sus palabras. "Es tu hermano, pero también es el mío. Me ha salvado la vida innumerables veces. Y no solo en la batalla. Me ha salvado de la desesperación y de la duda. Cuando Laviska murió, cuando mi mundo se estaba desmoronando, me salvó de mí mismo".
Mientras las emociones lo inundaban, Jolyon reunió el valor para alzar la cabeza y encontrarse con la altiva mirada de la reina. "Uldren también es mi hermano. Lo quiero, iría al fin del mundo con él. Lo seguiría hasta la muerte, si me lo pidiera. Como él haría por ti. Y si eso se considera traición, que así sea".
