Lore
Distintivo de la Gran Caza
Deseo que me teman.
Mara contempló el Muro de los deseos. No tenía más tratos que hacer. Sus planes estaban en marcha.
Solo quedaba esperar.
Sacó una pistola que llevaba oculta y disparó docenas de proyectiles contra el muro.
El equilibrio cósmico había cambiado. En algún lugar de la Ciudad Onírica, Riven escuchó el deseo de la reina y mil lágrimas desconsoladas cortaron el espacio frente a ella.
Lord Shaxx, de pronto, bloqueó la vista que Mara tenía del muro.
"...SÍ, ¡Y ESTARÍAMOS TODOS MUERTOS!", no le gritaba a nadie, con una taza de cafeína en la mano.
Miró fijamente, casi derramando su café. "¿Dónde estamos?".
De un manotazo, Mara tiró su taza al suelo y se rompió en mil pedazos contra el suelo. Puso delante de él un libro desvencijado. "Te dije que algún día me cobraría lo de las guerras del Arrecife. Léelo. En voz alta".
"Nadie me dice lo que tengo que hacer", cogió el libro y lo quemó con un rayo calcinante de asaltante. "Puedo recitar La tempestad de memoria". Y lo hizo. Mara se sentó y escuchó. Se quedaron mucho rato.
El casco permaneció puesto.