Special Perks
Exceso exhumado
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Yelmo Tributos Velados
La responsabilidad se asume en secreto y se ratifica con orgullo.
Eris había tallado el fémur desnudo de un caballero de la colmena hasta convertirlo en una vara con clavos de osmio. La había envuelto en una cuerda de terciopelo y le había colocado su sello. Ahora, repiqueteaba al girar entre sus manos.
"Claro, que quede bonito", dijo Immaru exasperado. "Será de gran ayuda. Qué útil".
"Estoy vinculando la vara a mi poder", contestó ella con malicia. "¿Tú qué has hecho 'de utilidad'?".
"¡Te dije lo que tenías que hacer!".
"Yo he reunido los materiales. He fabricado la vara. Le he infundido Luz y fuego de alma. No asumas que tus ideas han sido esenciales en el proceso".
"Te crees toda una experta en magia de la colmena", se burló Immaru, "pero ¿sabes qué te digo? Que lo tuyo no son más que trucos baratos. Sin mí, esa vara no sería más que un trozo de hueso decorado".
Eris agarró la vara y la sostuvo para comprobar su peso. No estaba equilibrada. La volvió a colocar sobre la mesa de trabajo.
"Deja de ser tan insoportable".
Immaru se movió para mirar a Eris a la cara. Ella levantó los ojos y se quedó mirándolo. Él se acercó, pero Eris no retrocedió.
"¿O qué? Puede que los demás te tengan miedo, pero yo no. No te queda otra, te toca aguantarme".
Eris retomó su trabajo, levantando una mano y apartándolo de un empujón. Él resopló sin quitarle ojo mientras seguía afilando las puntas de la base de la vara.
"Con esto, podrá concebir sus propios rituales. Fortalecerá su Luz y canalizará el infame poder de la colmena".
"De nada", dijo Immaru con arrogancia.
Eris prefirió ignorarlo y examinó la vara que había fabricado. Era la prueba fehaciente de las horas que le había dedicado a pasar el filo de una espada sobre capas de quitina porosa y muerta de la colmena, grabándole hechizos e infundiéndole magia. En su parte superior había icor de fuego de alma recubierto de Luz vítrea. Un receptáculo resplandeciente.
"Un último reactivo".
Eris volvió a la mesa de trabajo. El gusano se retorcía y chillaba bajo su cuchillo.