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Lore
Yelmo Ascenso Pírrico
"Bajo un robusto yelmo, nadie puede ver lo mal que estás". (Reed-7, titán exo)
REGISTRO DE RECONSTRUCCIÓN DE LA SIMULACIÓN // LA-02-01 // MERCURIO
Con el sol a su espalda, la silueta del titán exo Reed-7 se dibuja sobre la arena de Mercurio. Reed y su Espectro se fijan en dos estelas de fuego que recorren el cielo.
"Llegan tarde", comenta el Espectro de Reed.
"Otra vez", añade Reed con un suspiro. Sigue las estelas ardientes con la mirada a través de aquel cielo grisáceo hasta que se convierten en la nítida imagen de un par de hipernaves que acaban de entrar en la atmósfera.
"Hay una disputa en el canal público de radio", comenta el Espectro de Reed mientras revolotea a su alrededor. "Prepárate para el impacto".
Las hipernaves descienden en picado y acarician el suelo después de la reentrada, creando una nube de arena que recorre el antiguo patio de piedra junto a las Espiras Caloris. Reed se gira y ve cómo se dirigen hacia el horizonte a toda velocidad.
"… creo que no pudiéramos hacer más!", grita una voz que empieza sonando por radio, pero termina delante de él, cuando su compañera, la hechicera Shayura, se teletransporta a la superficie. Crepitantes hebras de energía se desprenden de Shayura y de otra guardiana, la cazadora Aisha. Shayura arde de furia. Su rostro está envuelto en olas de fuego dorado.
Reed no reacciona a la llegada de sus compañeras. Parece que ellas ya han hablado bastante en Mercurio, así que no dice nada y prefiere concentrarse en su tarea. Se mueve en dirección a la imponente estructura del Faro, donde un montón de guardianes esperan en fila su turno para competir en las prestigiosas Pruebas de Osiris.
Su Espectro lo mira preocupado. Reed intenta transmitirle tranquilidad con un leve toquecito en la carcasa. Pero sus amigas están cada vez más molestas la una con la otra. No es la primera vez que discuten por cosas así: ¿Es Eris de fiar? ¿Debería la Vanguardia rastrear al asesino Cayde? ¿Se lo había buscado Cayde por ser tan imprudente? Sus discusiones suelen terminar bien. Sin embargo, las cosas eran diferentes hoy.
"¡Basta!", exclama Reed. No pretendía gritar tanto; de hecho, el sonido de su propia voz sobresalta al reluciente exo rojo. El rugido consigue silenciar a la hechicera y a la cazadora, que lo miran atónitas.
Reed se lleva una mano a la nuca y se rasca tímidamente. "¿Podemos dejarlo para más tarde? Por favor".
Shayura y Aisha intercambian una mirada fugaz. Sin decir nada, entierran el hacha de guerra, por el momento. En señal de desafío, Shayura desenvaina la espada y apunta con ella hacia un grupo de guardianes que está al otro lado del patio, azotado por el viento.
"Vale", Aisha acepta a regañadientes.
Reed lo toma como una victoria, por pequeña que sea.
