Exotic Perks
Bendición de la Orden
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Defensa | 0 |
Curated Roll
Lore
Botas del ensamblador
La manifestación de pseudofotones y cálculos imposibles.
I.
A Ikora Rey le hervía la sangre. Acababa de salir de una reunión sobre el sabotaje de la noche anterior en el campamento elixni. Con cada detalle, le latía el corazón con más fuerza y sentía el hormigueo de la Luz en las yemas de los dedos. Ahora, mientras cruzaba la pasarela elevada, su ira casi la levantaba del suelo.
De pronto, una voz profunda y familiar atravesó el tumulto: "La ira doblega la mente, como la gravedad doblega el espacio-tiempo. Es una forma de distorsión, útil pero peligrosa". Ikora se giró esperando ver a Osiris, pero estaba sola.
"Al igual que la gravedad, cuando la ira alcanza una masa crítica, colapsa sobre sí misma y ni siquiera la Luz puede escapar". Ikora sonrió para sus adentros. Incluso estando ausente, su mentor siempre sabía qué decir.
Se refugió en un rincón y se sentó con la espalda apoyada en la fría piedra de la Torre. Cerró los ojos y se concentró en su respiración y en reducir sus pulsaciones. Sintió cómo sus músculos se relajaban.
Una vez calmada, puso en práctica una de las muchas meditaciones que Osiris le había enseñado. Sintió cómo la Luz recorría su cuerpo: primero como un fuego iracundo, luego, como un río y, finalmente, como una brisa fresca. Cuando abrió los ojos, tenía la mente clara y nítida.
Estaba lista para enfrentarse a su oponente.
II.
San-14 estaba enfrascado haciendo inventario de la munición cuando Osiris entró en la sala. San dejó su tabla de datos junto a una caja de granadas y se incorporó. Osiris examinó los estantes llenos de armas y munición; estaba buscando algo.
San se quedó inmóvil y sin palabras, esperando algún tipo de recibimiento. Cuando quedó claro que nadie iba a hablar, dijo: "Osiris. ¿Qué buscas?". Su voz era fuerte y tensa.
Osiris no apartó la vista de las estanterías. "El supresor de Luz que los psiónicos usaron contra el Espectro de Zavala. Lo necesito para mi investigación".
"Zavala se lo quedó, creo. Pregúntale a él", contestó San, intentando no parecer contrariado.
Osiris lo miró, pensativo, con los ojos entrecerrados. "Muy bien". Luego, como por compromiso, añadió: "Gracias".
Cuando el antiguo hechicero se disponía a irse, San añadió: "Me gustaría pasar un rato contigo. Los dos solos".
"¿Haciendo qué?", preguntó Osiris con una pequeña sonrisa.
"Podríamos volar a los Alpes", sugirió San. "O pasear por las ruinas de Praga, como en los viejos tiempos".
"Me parece bien", dijo Osiris mientras se encogía de hombros. "Eso si es que la Ciudad no arde en nuestra ausencia". Luego, tras una pausa, añadió: "¿Eso es todo?".
En el interior de su casco, San frunció el ceño. "Supongo".
Osiris se marchó. San se quedó solo, abatido y con un nudo en el estómago.
III.
Lakshmi-2 observaba a Osiris desde el otro lado del ajetreado patio. De todos los políticos de la Torre, él era el que más le preocupaba.
Y no le preocupaba solamente la imprevisibilidad del antiguo hechicero. De hecho, era todo lo contrario.
El Dispositivo no tuvo dificultades en analizar su arrogante genialidad. Todos sus movimientos estaban dentro de la desviación típica.
Sin embargo, para alguien con la legendaria reputación de ser un excéntrico, sus movimientos se habían vuelto sorprendentemente moderados. Esa nueva previsibilidad era lo que la inquietaba.
Quizá la pérdida de su Espectro le hubiera afectado más de lo que parecía. Quizá el peso de la mortalidad hubiera aplastado su valentía.
También era posible que Osiris fuera un punto débil en el conjunto de datos vex, algo que solo un humano podría comprender. O puede que, por el contrario, representara algo obvio para los vex que su mente humana había pasado por alto.
En cualquier caso, había que vigilar a Osiris a la vieja usanza. Al menos, hasta que su utilidad se agotara.