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Lore
Carcasa Técnida
Para Espectros que leen las líneas.
"Misraaks", dijo Mara mientras acercaba una taza de té al kell, "así que le has puesto el nombre de Eido a tu hija".
Mithrax respondió con un gruñido bajo y considerado, y agarró la taza como pudo con las puntas de sus garras. Se había quitado la máscara y estaba intentando bebérselo con bastante poca delicadeza. Mara agradeció el intento.
"Que yo sepa, nunca hablamos de ello", dijo Mara.
"No", respondió él. "Pero no había ningún otro nombre que ponerle".
Mara esperó en silencio a que continuara. El kell estaba pensativo, con los cuatro ojos mirando al suelo.
"La primera Ira de la Reina: alta, orgullosa y querida. Sjur Eido me salvó la vida. Me salvó de la Casa de los Demonios, y de mí mismo. Pero, ante todo, también me dio…".
Se detuvo.
"Creo que la palabra humana es 'dignidad'".
Mara sonrió con nostalgia detrás de la taza, recordando la conmovedora irreverencia de Sjur, siempre espontánea, ingenua y a la vez alegre.
"¿Y qué te ha dado tu hija a cambio de un nombre así?", preguntó Mara mientras dejaba la taza sobre el plato de té. Mithrax cerró los ojos.
"Un motivo para seguir".