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Lore
Capa Cacería Salvaje
Escóndete en las sombras.
V
Gaelin-4 cogió aire. Se incorporó y flexionó sus extremidades.
Su Espectro flotó frente a él. "Ha sido pura suerte".
"Como siempre, ¿no?" Gaelin se puso en pie y se sacudió el polvo. "Gracias, Clip".
"Los fusiles de detención han hecho que huyera antes de que las cosas empeoraran". El Espectro asintió y desapareció.
"¿Antes?", Gaelin-4 se giró. Nivviks y Vynriis estaban sentados a varios metros, observando. "¿Vuestros fusiles se han atascado o algo?".
"El guardián quería hacerse cargo". Nivviks rechinó los dientes. "Todo ha ido como esperabas, ¿sí?".
Gaelin le lanzó a Nivviks una mirada de odio, pero el caído dio un paso al frente y le ofreció una mano para ayudar.
"Evitamos que se llevaran el cuerpo del guardián. Salvamos su bonito fusil", dijo Vynriis, entregando Transfiguración al exo.
La mirada de Gaelin se transformó en una mirada de agradecimiento.
"La presa está en camino. Imprudente regresar con la Araña con manos vacías". Nivviks inhaló de un contenedor de éter. "¿Qué hará guardián?".
"¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?".
"No mucho. Minutos", respondió Vynriis.
Gaelin cerró los ojos y se concentró. Sintió que la presa seguía unida a su Luz, marcada por rastros de vacío. Nivviks tenía razón: estaba cerca. "Cazamos".
"Ah…". Nivviks se puso de pie. "Menos mal que hemos herido furias", dijo señalando un rastro de fluido.
Gaelin-4 examinó el tenue resplandor del fuego de combustible y el rastro ante ellos. "Bien visto".
"Sí. Intenta seguir el ritmo", dijo Nivviks. Sacó un transpondedor del cinturón. "Disparo de rastreo. Útil. No está lejos en barracuda… o en el endeble pájaro del guardián".
Gaelin-4 montó en su endeble pájaro. "Guíanos".
Siguieron el rastro en silencio. Nivviks guiaba, detrás iban Gaelin-4 y Vynriis. Lo rodearon como a una vaquilla. Había subestimado la resistencia de las furias. Había quedado en ridículo al aparecer con dos caídos, pero todo puede corregirse.
Se acercaron rápidamente. La guarida de la furia era una cueva pequeña con una entrada curva. Casi podía ver el aliento de la criatura en las rocas y sentir sus movimientos.
"¿El guardián quiere minas de red?". Vynriis le entregó tímidamente una mina a Gaelin.
Gaelin la cogió. "Cubramos la entrada, Vynriis".
"¿Cuántas?".
"Todas. La ahogaremos con el humo. Luego, la ensogamos y nos la cargamos".
Nivviks asintió. "Sácala. Impediremos que sus colas te maten… otra vez".
"Gracias. Supongo que seré el cebo".
Gaelin-4 entró en la cueva y vio a la furia acariciándose un tentáculo de la espalda. Ante ella se alzaba un santuario de espinas retorcidas. Se habían endurecido y habían adquirido un brillo metálico traslúcido, que se iba manchado con las gotas que caían. Los socios desaparecidos colgaban empalados como coronas mancilladas. Las espinas se alimentaban de ellos. Gaelin vio que los tallos se unían en la base. La furia se arrancó el tentáculo de la espalda y lo plantó. Se sacudieron. Se oyó una voz. Gaelin no fue capaz de volver a mirarlos.
Formó un vórtice de vacío en la palma de la mano y lo lanzó debajo de la furia. La furia tropezó cuando la granada empezó a arder. Detrás, los cuerpos de los caídos se desintegraban, pero las espiras seguían intactas y sedientas. La furia se giró para perseguirlo, arañando el suelo, el techo y las paredes para impulsarse.
El guardián corrió y saltó por encima de la línea de minas de red que habían colocado en la entrada de la cueva. Se ocultó y dejó que el bombardeo de esferas de arco cayera sobre las furias.
Nivviks y Vynriis atacaron disparando sus fusiles de detención, derribando tentáculos y desviando la atención de Gaelin-4. El guardián lanzó los proyectiles de luz de vacío y lanzó Tiro en la sombra al pecho de la furia, sus extremidades se colapsaron por la gravedad aplastante. El trío colocó las estacas para la jaula de arco alrededor de la furia incapacitada. Cuando la última estaca hizo conexión, la jaula de arco se activó y dejó inconsciente a la bestia.
La luz matutina se asomaba por el horizonte cuando estaban terminando de atar la jaula para el traslado.
"Esta vez mejor", graznó Nivviks. "Cueva inquietante".
"Las minas de red han sido una buena idea", contestó el guardián. Suspiró. "Os aconsejo que derribéis esa cueva".
"De acuerdo. Pediré un queche". Nivviks se alejó y gritó: "Disfruta del licor y del cachorro".
Gaelin-4 sonrió.
Vynriis revisó los sellos de la jaula y miró a Gaelin. "¿Cómo llamará el guardián a su bestia de guerra?".
"Castus".
"Un buen sabueso".