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GLOVES OF EXALTATION
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Lore
Guantes de exaltación
"Eres honesto y verdadero. Si hay alguien que puede manejar la responsabilidad de este poder, eres tú". (Rekkana, hechicera del Kentarch 3)
Yardarm-4 parecía sombrío. Era el rostro que siempre ponía cuando cambiaba de su afabilidad, a veces abrasiva, al desdén sombrío, lo que significaba que se tomaba en serio una situación. También tenía ese brillo en sus ojos que presagiaba que iba a decir algo para provocarla.
"Los subestimaste".
No había veneno en las palabras, solo era un simple hecho, declarado de forma clara.
Rekkana puso una mano sobre el brazo de Lisbon-13 antes de saltar en su defensa.
"Sí", dijo ella.
No tenía sentido disimularlo ni había vergüenza en haberse equivocado. Los vex eran el oponente más formidable del Círculo Oniromántico. Como seres capaces de compartir pensamientos cruzando tiempo y realidades, los vex solían eludir las predicciones; aún las de los mayores en la orden. Un colega criptocrón que había hablado con un miembro del círculo lo asemejaba a tratar de contar los cristales en un copo de nieve derritiéndose en tu mano. El mero acto de la observación cambiaba el resultado, y muchas veces la evidencia desaparecía antes de que pudiera tenerse en cuenta.
"Pero nos dio perspectiva".
"¿Perspectiva? ¿Por qué perspectiva vale la pena morir?" La ira de Yardarm-4 se vio empañada por la curiosidad.
Rekkana miró a Lisbon-13. Era confiable, como siempre.
"Esas defensas eran brutales", la inteligente mente de Lisbon-13 daba saltos, seguía su lógica. "Los transmisores y las sogas. Los angelicales. Los vex realmente no quieren que estemos aquí. Eso significa que consideran este lugar como una debilidad suya".
Yardarm-4 llegó a la misma conclusión. "Sí, es una debilidad. Tal vez su más grande debilidad".
"Sí. Así que debemos..." Rekkana se detuvo. Lisbon-13 levantó el arma que habían hallado, y giró la cabeza de un lado a otro.
Yardarm-4 hizo lo mismo. "¿Qué es eso?" Sonaba agitado. "¿De dónde viene?"
Los tres permanecieron de pie, hombro a hombro, escuchando.
"No escucho na..." Pero entonces, lo escuchó.