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Lore
Carcasa de retador
Para los espectros que están listos para enfrentarse a cualquier desafío.
El campo estaba repleto de escudos partidos y madera astillada. La espectro sintió que su guardián se extinguía antes de que su cuerpo cayera al suelo. Habían esperado un desafío uno contra uno, pero en cambio habían realizado una emboscada: un rito falso con el objetivo de atraer a los guardianes a un campo de muerte. Se desplegaron torretas escorpión y se fijaron los objetivos. Las falanges encerraron al guardián y a la espectro, como cargas de demolición armadas. Un lanzador de postas pesadas listo en manos cabal. Los sonidos de disparos llenaron el aire y el guardián respondió de la misma manera. El baño de sangre concluyó en segundos, como la mayoría de este tipo. Rodeada por varios defensores cabal despedazados, la espectro sintió que la Luz de su guardián se desvanecía.
Escuchó a los cabal restantes buscarla; querían acabar con ella y atraer a otra. Se deslizó bajo el cuerpo de su guardián, serpenteó a través de los cabal muertos y se escurrió sobre la suciedad manchada de aceite, a escondidas, para evitar que la detectaran los escáneres de las torretas. La espectro se dirigió a las afueras del campo de batalla antes de volver a aprovechar el punto ciego de la torreta.
Rayos de Luz caían en cascada sobre el marco de la torreta mientras la espectro hackeaba la computadora de selección de objetivos, anulaba su módulo de comando y reconfiguraba la autoridad a sí misma. Se convenció de que los cabal eran sus enemigos. No escuchó sus gritos de sorpresa mientras los proyectiles surgían de los cañones dobles de Escorpio. No contempló la confusión en sus rostros cuando los proyectiles pesados los derribaban. Era lo único que podía hacer para no sentir el mismo remordimiento de hace tantos años cuando debía defender su cargo.
Era el fin. Una espectro solitaria en la quietud mortal de la ZME.
Se alejó de la masacre y se cernió sobre su guardián. Se preguntó a sí misma: Si el Viajero hubiera elegido Torobatl en lugar de la Tierra, ¿su lealtad sería diferente? ¿Sería hermana de batalla de un legionario cabal que defendía el frente contra las fuerzas de Xivu Arath? La humanidad tuvo sus tiranos: señores de la guerra y bribones previos a la Edad de Oro, a través de la Edad Oscura y mucho después del establecimiento de la Ciudad. ¿Por qué su lado era el correcto? Era una pregunta que se planteaba a menudo en estos días entre los latidos del corazón.
Recordó esos primeros meses de desesperación después de encontrar a su guardián. Su viaje a la Ciudad no había sido fácil y habían peleado entre ellos muchas veces antes de que ella ganara su confianza. Tal vez no había diferencia. En algún momento, su guardián había sentido que era simplemente una víctima de las circunstancias; tal vez los cabal también lo eran.
Miró a su guardián, ahora un orgulloso defensor de la Ciudad, y a los cuerpos de los cabal a su alrededor. Hoy eran enemigos, pero mañana… Pensó en el potencial, en cómo el Viajero tomó mundos estériles y los rejuveneció. Como un milagro, una resurrección. Renacer no como lo que eran, sino como lo que podían ser. Si eso es lo que los espectros estaban destinados a hacer con sus guardianes, entonces tal vez cualquiera podría ser salvado con la orientación correcta, incluso un bruto cabal.
Resucitó a su guardián una vez más, decidida a seguir cultivando su potencial.
El guardián miró lo que había hecho en el campo de batalla. "No te esperaban, ¿verdad?".
