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Lore
Cambio de paradigma
Es tan rápido que habrá que inventar nuevos límites para superar.
"Nunca más la vuelvas a mencionar", siseó Osiris al titán exo, sus palabras llevaban el ruido del bullicioso hangar.
A unos cuantos metros de distancia, bajo la sombra de una hipernave, el Cuervo y Holliday se estremecieron al unísono. Acababan de desembarcar y habrían caído directamente en la disputa, si no hubiera sido por los reflejos del Cuervo. Gracias a su trabajo de espionaje, su sexto sentido para las conversaciones privadas era incomparable. Fue bueno saber que esa habilidad era tan útil en casa como en el campo.
"Maldición", murmuró Holliday mientras veían a Osiris marcharse. El Cuervo la miró; esperaba una explicación. ¿Quién era ese exo? ¿Quién era la "ella" que no se debía mencionar? "Te lo diré más tarde", susurró Amanda, y salió del escondite.
"¡Holliday!", balbuceó el Cuervo, pero era demasiado tarde. Ella ya estaba al lado del exo, poniéndole compasivamente una mano en el hombro.
Arrastraba los pies y pensaba en sus opciones. Incluso en la ocasión menos problemática, cada nueva introducción era un motivo de preocupación. Pocos guardianes llevaban máscaras en la Torre y, por mucho que deseara ser como ellos, sabía lo que podía pasar si mostraba su rostro. Sin embargo, cuanto más tiempo usaba la máscara, más llamativo se sentía. Estaba destinado a levantar sospechas con el tiempo.
O quizás no. El exo llevaba un casco y Holliday parecía aceptarlo sin problemas, como el del Cuervo no hace mucho tiempo.
Además, ¿qué era más sospechoso: llevar una máscara por siempre o esconderse en las sombras? El Cuervo salió de debajo del escalón, tratando de actuar normalmente. Se acercó justo cuando Holliday estaba diciendo: "Dime si puedo ayudarte a cargar algunos ladrillos".
Apenas tuvo tiempo de preguntarse qué habían estado discutiendo, cuando el exo lo miró y vociferó: "¿Y a quién tenemos aquí? Eres delgado, pero tus movimientos son poderosos. Debes ser un cazador".
El saludo perfectamente inocuo que el Cuervo había preparado desapareció de su mente. Con la garganta cerrada, asintió en silencio, y Holliday le dio una palmada en la espalda con una risa.
"Es nuestro informante en todo esto de los cabal", dijo. "Y Cuervo, este es Saint-14. Es… bueno, muchas cosas, pero su trabajo principal es dirigir las Pruebas de Osiris".
Por primera vez, estaba agradecido por la máscara. De lo contrario, podrían haber notado su sorpresa ante la mención del nombre. Lo había oído antes, tanto aquí, donde se pronunciaba con admiración, como en la Costa Enredada, donde fue repudiado. Ninguno parecía encajar con el jovial titán que tomaba su antebrazo.
Sus instintos de espía lo salvaron de nuevo. "¿En serio? Qué interesante", comentó el Cuervo, devolviendo el gesto con un poco más de énfasis. "Solo las conocía como las Pruebas. No tenía idea de que Osiris estaba involucrado".
Saint retrocedió con una risa de disgusto. "Está involucrado en muchas tareas importantes. Ayudo en lo que puedo".
"Haces más que ayudar", corrigió Holliday. "Espero que el viejo sepa que está en deuda contigo".
El Cuervo miró a Saint. Nunca imaginó que Osiris le debiera algo a alguien.
"La ayuda es desinteresada, amiga. Debemos ayudarnos unos a otros sin esperar nada a cambio. Excepto Banshee", agregó, casi guiñando el ojo. "Que me debe lumen".
El Cuervo se rio, completamente relajado. Se sorprendió de lo mucho que le agradaba Saint. Y lo mucho que quería ser correspondido. ¿Qué podría tener este amable personaje en común con una figura intimidante como Osiris?
Al salir de sus pensamientos, se dio cuenta de que Holliday estaba hablando. Volvió a poner atención cuando dijo: "… las cosas tienen que ser equitativas. ¿No crees?".
De repente, la actitud de Saint cambió. "No lo creo", dijo con seriedad. "En la batalla, cuando un camarada tropieza, lo ayudas hasta que se recupera. Incluso si tú también estás herido. Es la única manera de seguir adelante…".
Algo sobre su tono llegó al corazón del Cuervo. Se dio cuenta de que Saint y Osiris se conocían desde hace mucho tiempo. ¿Cómo se sentiría la seguridad y tranquilidad de tener a alguien más que cuidándole la espalda? ¿De luchar lado a lado por la misma causa? Tenía ganas de saberlo.
"Siempre es un gusto hablar contigo, señorita Holliday. Y contigo, Cuervo delgado", bromeó Saint mientras se alejaba.
El Cuervo observó como el titán de hombros anchos separaba a la multitud con facilidad. "Encantado de conocerte", contestó de forma poco convincente, demasiado tarde para que lo escuchara.
Holliday se rio. El Cuervo la miró. ¿Ahora ella le explicará lo que estaba pasando?
Ella agitó la cabeza. "Es una larga historia", dijo y le puso un brazo alrededor del hombro. "Solo te la contaré después de unos tragos. Tú invitas, ¿de acuerdo?".