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Lore
Banda Apocalipsis Ancestral
“Tenía el rostro como de fin de los tiempos y ojos como maná en el desierto. En cuanto lo miré, supe que no iba a ser salvado”. (El Vagabundo)
Estábamos desesperados. Un año en el planeta, y éramos incapaces de capturar o domar a las criaturas, que se habían convertido en nuestro único objetivo.
Eran nuestro castigo.
Nuestra nave había quedado inutilizada por el frío extremo. Todos habíamos muerto cien mil veces. Sé que han estado en el Crisol. Que juegan a Gambito.
Eso fue peor, mucho peor.
En fin. Quedábamos cuatro. Éramos psicópatas delirantes, a esas alturas. Solo nosotros cuatro y los aullidos del viento y las colinas heladas. Ocasionalmente, alguna criatura viscosa por la que discutir.
Un día, cuando nos habíamos instalado en otro monolito para pasar la noche, algo barrió el planeta entero. Luego, supe que había ocurrido en todo el sistema. Todos los que están oyendo esto lo sintieron. Estaban en la fuente.
Los cuatro perdimos la Luz. Y lo supimos. Miramos a la criatura del monolito, en su jaula de hielo. Parecía devolvernos la mirada.
Creo haber mencionado que éramos como psicópatas delirantes, a esas alturas. Bueno, pues hicimos lo que hacen los buenos psicópatas delirantes. Pensamos que habíamos sido traicionados los unos por los otros. Nos volvimos en contra de nosotros mismos.
Todavía no estoy seguro de cuántos tenían verdadera intención de matar.
Pero, les diré una cosa, yo fui el único que salió con vida.
La criatura de ese monolito lo vio todo. Cuando terminó, le levanté un dedo.
Solo quedaba yo.
¿Cómo llegué de allí hasta aquí? Quizá algún día cuente esa historia. Veremos si mi Gambito llega tan lejos.
(Pensamientos del Vagabundo recitados a su Espectro, para la posteridad. La quinta de cinco partes)
