Exotic Perks
Protección úrsida
Stats
| Defensa | 0 |
Curated Roll
Lore
Ursa Furiosa
"Aléjate. No te lo repetiré". (Bjorna-3)
Detrás de ella, los demás corrían por sus vidas.
Los caídos habían descendido en su territorio en números tan vastos que era imposible contarlos. Primero fue un Esquife. Después otro, seguido inmediatamente por un tercero. Y finalmente, nada menos que un queche se hizo visible sobre su posición. Solo hubo tres de ellos para proteger a cien que alguna vez habían sumado el triple. En cosa de minutos, solo quedó ella.
Reunió a los supervivientes en una cueva que alguna vez no fue eso, sino un sistema de drenaje industrial. Era un lugar maloliente, la radiación prácticamente se palpaba y lo mas probable es que el refugio venenoso acortaría la vida los supervivientes, años o décadas, si es que sobrevivían ese día.
Los empujó hacia adelante, a mayor profundidad subterránea, tan rápido como podían moverse. Cargó a una niña y a un niño, ambos estaban en silencio y sus expresiones en blanco eran inquietantes. Ellos, como su comunidad, habían soportado mas de lo que ella podía imaginar en su éxodo de cinco mil kilómetros. Habían sacrificado sus hogares por la promesa de algo mejor. Por la promesa de esperanza y luz y la fuerza del grupo. En su búsqueda por una vida mejor, lo perdieron casi todo.
Su Espectro le dijo mala noticia: esta red de cuevas era un laberinto que se extendía docenas de kilómetros y tenía más callejones sin salida que cualquier otra cosa. Las murallas estaban fuertemente reforzadas y sus escaneos le permitían ver solo medio kilómetro de distancia en el mejor de los casos. Iban a tener que abrirse camino a base de prueba y error, y sus perseguidores se estaban acercando. Su Espectro no creía que lograrían salir. No antes de que...
La niña que llevaba en los brazos, se llamaba Violeta, la vio a los ojos y le dijo, sin la más mínima duda en la voz, que ella sabía que su guardiana no iba a dejar que les pasara nada. No después de lo lejos que habían llegado. Le sonrió a Violeta y le dijo que sí, que todo iba a salir bien.
Bajó a los niños, les dijo que corrieran para alcanzar a los demás, que estaría justo detrás de ellos. A solas con su Espectro, le ordenó que los guiara a un lugar seguro. Ella se quedaría atrás para que ganaran tiempo, y por la Luz del Viajero, les haría ganar una eternidad.
Y así, reacio, su Espectro avanzó levitando para reunirse con el éxodo, pero no sin antes prometer que volvería a buscarla y traerla de vuelta, tardara lo que tardara.
Con la Luz de su Espectro completamente fuera de vista y los pasos suaves y húmedos de cien refugiados fuera de su campo auditivo, se ajustó las correas del casco, se entalló los guanteletes y dibujó una linea en el fango bajo su pies. Cuando el gorjeo de los caídos comenzó a hacer eco a través de los túneles, tomó algo de Luz y forjó un escudo de vacío con ella.
De ser necesario, defendería esa línea hasta el fin de los tiempos.
