Lore
Behemot
El piso se fracturó y crepitó con el sonido de los cañones refulgentes y los fusiles de detención que destruían mi cubierta desde todas direcciones. Los gritos de guerra de los caídos hacían eco a lo largo de sus números infinitos. La desesperación aumentó en mi interior, pero también escuché un susurro. Una oferta. Cerré mis ojos y la acepté.
El frío me recibió en sus brazos y el ruido del campo de batalla se fue reduciendo a ecos reverberantes que se escuchaban sordos y lejanos. Doblé mis guanteletes y sentí el rugir de los glaciares haciendo fricción con los huesos del mundo.
Golpeé la tierra con mis puños y emergieron obeliscos congelados que encerraron a escorias y vándalos, y los convirtieron en efigies indefensas. Miré a través de los cristales que contenían a mis enemigos y en las miríadas de refracciones, pude ver su miedo. Sentí su voluntad y desesperación por escapar de mí. Los destrocé un momento antes de que lo lograran.