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Lore
Murallas de Citan
"Deja que intenten infiltrarse". (Lord Citan)
El invierno había llegado con fuerza. Los ciudadanos del 32° sector de la Antigua Rusia no estaban preparados para ello, muchos habían perdido sus casas por la tormenta de nieve que había arrasado la tierra. En busca de refugio y luchando por sobrevivir, acudieron al hombre que les prometía ayuda: Citan, el señor de la guerra titán.
Estaba reacio a ofrecer raciones, a pesar de tener un establo lleno de posibles alimentos, un bastión bien abastecido, y un gran y magnífico salón repleto de todas las exquisiteces que uno pudiera desear. Citan mantenía la línea de suministros fuertemente bajo su control. Consideraba que una muchedumbre hambrienta no tendría fuerzas para rebelarse.
No es que necesitara tal ventaja sobre su gente. Su luz era lo suficiente para asegurar su posición.
Pero el hambre hacía que la gente actuara de manera desesperada, una falla en el juicio de Citan, y pronto golpearon las puertas de su fortaleza. Como muestra de domino total, Citan permitió que se abrieran las puertas, interponiéndose entre su gente y el calor que brindaba la comodidad de su salón.
"Mi hogar está abierto para quien tenga la voluntad de ganárselo. Solo tiene que pasar sobre mí". Sus manos destellaron con la luz de arco.
Llevado por la desesperación, un valiente hizo un patético intento de precipitarse sobre el imponente señor de la guerra. Su nariz apenas pasó el umbral antes de que fuera totalmente desintegrado por un puño del caos.
"¿Alguien más?"