Lore
Botas Apocalipsis Ancestral
“Ya dejé de contar los apocalipsis”. (El Vagabundo)
En la última entrada, comentaba que había mucha tensión entre el personal. O eso creía yo.
Bueno, la cosa empeoró. Otro de los nuestros murió. De la misma forma, incluso después de instalarnos en uno de los monolitos. El muy idiota se murió congelado, y su Espectro estaba demasiado afectado por la represión de Luz como para evitarlo. Murió durmiendo.
A los demás no les pareció bien. A mí tampoco.
Buscábamos una forma de contener a las criaturas. Los monolitos parecían tener una especie de tecnología de congelación (si es que puede llamarse tecnología) que podríamos usar si hubiéramos podido replicarla. Soy un mecánico muy hábil. Pero no pudimos hacer nada.
Empezamos a culparnos mutuamente. Alguien debió de atraer a una de las criaturas cerca de los aposentos del equipo. Todavía no estoy seguro. ¿Por qué mató solo a uno de nosotros? ¿Para qué? Es más lógico pensar que las criaturas lo hicieron expresamente. Un castigo por nuestra intrusión. Pero no había maldad que pudiéramos detectar. Solo biología.
En ese momento, no nos importó.
Finalmente, uno sacó un arma. Sabía que acabaría pasando, y me había preparado un discurso tranquilizador para mediar esas situaciones.
Les dije que volvieran a enfundar las pipas, y que yo los mataría a todos sin pestañear si volvían a intentarlo.
No siempre hablaba claro pero, cuando lo hacía, hasta ese equipo me escuchaba.
(Pensamientos del Vagabundo recitados a su Espectro, para la posteridad. La cuarta de cinco partes)