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Lore
Carcasa de maleficios
Para espectros que supieron hechizarte.
El caballero arrancó la cuchilla del cráneo de la maga caída. El cadáver de su enemiga se retorcía y restallaba con energía de arco latente. Levantó la cuchilla sobre la cabeza para saludar a la estatua de la Reina Bruja que se cernía sobre ellos.
"La existencia es el mérito", entonó el caballero. "Lo que no puede defenderse, debe morir. Esta es la única forma real. Aiat".
Nadie respondió al saludo, como era de esperarse. La pequeña recámara de piedra se hundió en el silencio. Así había sido desde que tenía memoria.
Un frágil portador de Luz se materializó en el aire sobre la maga. El caballero ahogó el impulso de estirar la mano y aplastarlo. Este control era el único mandato de la reina.
* * *
La maga chilló furiosa cuando recuperó la consciencia por la fuerza. Los ojos se le abrieron encendidos de ira.
Su rival se agachó cauteloso, la cuchilla aún incandescente con fuego de alma. La maga se levantó y reunió la Luz para formar rayos de arco crepitantes. Los lanzó contra el caballero, que erigió una barricada para interceptar el ataque.
En ese momento de fragilidad, el caballero perdió de vista a la maga. Cuando bajó la barricada, encontró una bola de energía de arco que latía a sus pies. La explosión le quemó la carne bajo la armadura quitinosa hasta calcinarla.
La maga se irguió sobre el caballero, cuyo cadáver humeante llenaba la recámara de humo acre.
Elevó la mano garruda hacia la estatua silente. "La existencia es el mérito", entonó. "Lo que no puede defenderse, debe morir. Esta es la única forma real. ¡Aiat!".
