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Botas de odio
Acólitos de Nezarec: Acasia - IV
ÉL FUE ELEGIDO.
La frase se repite durante el resto del recuerdo de Acasia.
Las palabras rebotan por las paredes de mi mente; es difícil enfocarme.
Se precipitan voces distintas, que se mezclan con la suya.
Inflexiones diferentes.
Psiónicos todos distintos.
Él había sido elegido…
Veo a un grupo de psiónicos enormes y con ropas ornamentadas entrar a la casa de Acasia en la profundidad de la noche. Intercambian palabras sonoras pero indiscernibles y la sujetan. Ella suelta sonidos de angustia al verlos llevarse a su compañero.
ÉL ES PODEROSO.
SACIARÁ LA SED DE NEZAREC POR UN LARGO TIEMPO.
AGRADECE QUE FUERA ELEGIDO.
Las distintas frases se mezclan al azar.
El recuerdo se desvanece lentamente y las imágenes sangran una sobre otra hasta que veo a un grupo de psiónicos en el centro del caos. Sentado entre ellos está el compañero de Acasia. Siento el peso de su dolor en mi pecho… pero la oscuridad entra. Cientos de garras rompen y hacen trizas el recuerdo.
Los lamentos de dolor de Acasia se unen a la sinfonía de Nezarec.
Su compañero se tuerce en distintas direcciones, como si su cuerpo se despedazara. Una tonalidad morada lo envuelve. Se eleva de su asiento, levitando sobre el suelo, y apéndices oscuros se pegan a su sombra para extraer su poder.
Suelta un grito de dolor.
De pronto, mi realidad vuelve a deformarse, y soy lanzado de regreso al mundo real. El mareo me golpea como una ola. Me inclino sobre el tronco y vomito.
