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Lore
Consecuencias imprevistas
Ten cuidado con lo que deseas.
Él tiene un recuerdo diferente del trono de su hermana: una amalgama de restos eliksni construido a partir de un botín de guerra, con su gran peso suspendido de las vigas.
El trono que Uldren había prendido fuego tras perderla. El primer paso que dio hacia su camino maldito.
El Cuervo posa una mano sobre el trono delante de él. Está vacío y es pesado, las nébulas lejanas y el polvo cósmico rodean su silueta. Se siente suave. Demasiado suave.
"Fue aquí donde supe de tu muerte por primera vez", dice una voz conocida detrás de él.
Se da vuelta y ve a su hermana que atraviesa la sala. Mara se coloca detrás de él y mira lejos a los confines del espacio.
"¿Me lloraste?", pregunta el Cuervo.
"Sí", responde su hermana. Se queda en silencio un momento. "Y lamento lo que te hice. La manipulación, la coerción sutil… Nada de eso salió como quería".
El Cuervo sigue su mirada al vacío infinito. "Sé cómo se siente".
"Remordimiento y recriminaciones", dice Mara en un tono ausente. Gira la mirada hacia él. "Si pudieras devolver el tiempo, alterar el curso de tu historia, ¿qué cambiarías?".
No pudo evitar reírse. "¿Por dónde empezar?", reflexiona el Cuervo con una sonrisa que pronto se desvanece. "Cayde", susurra.
Mara levanta una ceja. "¿Eh?".
"Antes de eso, podría haber tomado otro camino. Pero después de apretar ese gatillo…", sacude la cabeza. "Todo lo demás, puedo arreglarlo. Eso no. Ojalá pudiera decirle que no debería haberlo hecho".
"Entiendo", murmura Mara. Sus ojos brillan con la luz de las estrellas.
El Cuervo suspira y endereza los hombros. "Debería moverme. La Vanguardia espera mi informe".
"Supongo que todos tenemos nuestras obligaciones".
"Vaya si lo sé". El Cuervo asiente con la cabeza mientras atraviesa el salón.
Se detiene junto al portal a la Ciudad Ensoñada y mira a Mara. Con la nébula distante detrás, brilla como un espejismo en las arenas del desierto. Luego, el Cuervo se va.
"Nos vemos pronto", la voz de Mara hace eco en la cámara vacía a medida que la ilusión se dispersa, "oh hermano mío".