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Lore
Carcasa de Invocación hímnica
Para espectros que conocen el nombre de los dragones.
Trihn rebusca en los restos del interior de un tren de carga descarrilado, con los nudillos chamuscados y ensangrentados por el contacto con los cables calientes y las chapas cortadas.
Su espectro, Shakto, ilumina con su linterna la superficie sólida de una caja de metal recién revelada, marcada con un pequeño sello. "¿Es eso?".
"Como describió la Araña. Me sorprende que siga entera". Trihn pone una mano sobre el metal, se tensa. La Oscuridad emana de ella, congela la caja y rompe sus bisagras.
"¡Alguien notará eso!", dice Shakto en un susurro de alarma.
Pero Trihn no lo escucha. Tras unas benditas semanas de silencio, la voz de la Guerra había empezado a taladrar sus pensamientos una vez más. Levanta la tapa de la caja, con la esperanza de pronto deshacerse de los azotes torrenciales de la Guerra.
Adentro hay un hueso solitario.
"Esto no es un capricho… o un huevo. La Araña dijo…".
"¡Es un hueso Ahamkara!", exclama Shakto. "Podría funcionar…".
Trihn toca con las yemas de sus dedos la superficie desigual del hueso. Escucha un susurro… una panacea rastrera para los gritos de la Guerra.
"Alguien se acerca", advierte Shakto, de pronto escuchando. Se asoma por la escotilla superior del tren descarrilado, ahora de costado.
Trihn sale de su trance. "¿Qué? ¿Quién más sabe?".
Shakto se descompila mientras Trihn se para. "Podría ser cualquier persona. Incluso alguien más que sigue los rumores de la Araña. Como sea, viene desde el norte".
Trihn desenvaina su sable de diseño eliksni, sale hábilmente y se coloca detrás del vagón, y escucha con cuidado. Pronto oye pasos.
Espera a que se acerquen, luego salta desde atrás del vagón y apunta al pecho del recién llegado.
Un cazador exo está delante de ella. Se miden el uno al otro.
"Soy Gaelin, Gaelin-4. Y tienes dos fusiles de detención apuntándote a la espalda, así que te sugiero que bajes la espada".
Antes de que Trihn pueda responder, dos eliksni con sellos de la Casa Luz corren hacia ellos. Una grita el nombre de Trihn y lanza sus cuatro manos alrededor de la hechicera.
"¡Vynriis!", grita Shakto tras recomponerse, y flota a su alrededor.
Gaelin se gira hacia un segundo eliksni, más grande. "¿Por qué no me dijiste que la conocías?".
"Los guardianes son muy paranoicos, es tan divertido", Nivviks grazna en eliksni y se encoge de hombros, "Además, quería molestar a Trihn".
Trihn mira con recelo a Nivviks, luego dirige la mirada al tren. Se gira hacia Gaelin-4. "¿Eres el cazarrecompensas que mandó Mithrax?", le pregunta, mientras envaina su espada.
"Mithrax y la Araña quieren el hueso Ahamkara, pero yo lo necesito. Dime, ¿quién se lo quedará?".
Nivviks da un paso adelante y cambia a habla humana. "Mithrax ordenó que se destruya o entregue a la Ciudad Ensoñada. Pero para ti, vieja amiga…", evalúa a sus compatriotas y se cuelga el fusil de detención del hombro, "el capitán Nivviks hará la vista gorda. Destruido y faltante es casi lo mismo".