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Lore
Guanteletes Séptimo serafín
Ya no está lejos.
Capítulo 3: Por la amistad
Voronin se puso a cubierto bajo árboles derribados y vehículos destrozados a medida que avanzaba por el catastrófico temporal. No podía creer que estuviera vivo, presenciando el fin del mundo.
La tormenta cubría la estación, asediada por los elementos. Los civiles eran colocados en las cápsulas SMILE cuando se hicieron presentes los relámpagos, incendiando un tanque de combustible cercano. La explosión impactó al grupo y cuando Voronin quitó su vista del horror y del calor, la vio. A unos 250 metros de la estación, Morozova estaba en el suelo, quemada y humeando, bajo escombros y cenizas.
Voronin miró su sensorio, pero los campos electromagnéticos lo llenaron de estática. No había forma de saber si estaba viva o si podía salvarla. Ella lo había tratado con respecto a pesar de ser su superior, y lo había acompañado cuando fracasó su matrimonio...
"Igual, ya estamos muertos", pensó y salió corriendo hacia el torbellino de relámpagos y viento.
Y así llegó a su lado, se quitó los guantes y limpio las cenizas y sangre del rostro femenino, cuando la tormenta caía sobre él.
En el momento que aceptó su mortalidad, con casi 82 años de edad, la tormenta a su alrededor se calmó. El relámpago se detuvo y el viento amainó. En la estación, los civiles tenían sus ojos fijos en el cielo, pero Voronin solo veía a Morozova. Ella respiraba, apenas. Sus ojos se encontraron. Esbozó una tímida sonrisa, pero palideció y se asombró al ver lo que estaba atrás de él.
Voronin giró y se encontró ante el rostro de Dios.
