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Lore
Ave de guerra del Arrecife
"Vuela hasta el fin de la existencia… y después vuelve a mí". (Reina Mara Sov)
Petra posó su mano contra una alta puerta de marfil. Podía oír a Mara Sov hablando con el guardián como si los insomnes no necesitaran ayuda desesperadamente. Como si el reino estuviera en pie y resplandeciente y como si las líneas ley no estuviesen contaminadas por la podredumbre de la colmena y los poseídos. Como si el trono aún no estuviera despojado.
El primer año de lucha contra el bucle de la maldición había convencido a Petra de que, con el tiempo, sería capaz de volverse experta. Había una respuesta, una secuencia que aún no había descubierto y que los guiaría. Pero ella había utilizado todos sus recursos y aun así perdió ventaja. Su reina era muy consciente de este hecho. De sus pérdidas. De las suyas.
Petra seleccionó los informes más pertinentes en su cabeza mientras Mara terminaba su comunicado.
"Entra, Petra". La voz de Mara fue clara y resonó en su cabeza mientras abría la puerta hacia una sala de meditación privada. Una Brújula Buscasenderos brillaba mientras pasaba de un plano a otro en una esfera controlada.
"Mi reina", dijo Petra.
"Los informes pueden esperar", interrumpió Mara. "He estado inspeccionando el avance de Xivu Arath a través del espacio ascendente que nos rodea. Junto con los registros de tu defensa".
La Brújula Buscasenderos se congeló por un momento, enfocada en una discrepancia específica dentro de las líneas ley. Un defecto.
"Creo que, sin tu determinación inamovible, esta ciudad se habría perdido hace tiempo".
Petra abrió la boca para hablar, pero solo pudo esbozar una incómoda sonrisa de incredulidad.
Mara sonrió y continuó. "Hice bien en asignarte este puesto. Quiero expresar mi gratitud por los sacrificios que has hecho".
"Gracias, mi reina". Petra se tragó sus siguientes palabras. Ella quería decir…
"Sé que no ha sido fácil". Mara le quitó las palabras de la boca. "Has recorrido un camino difícil para alcanzar lo que muchos decían que era inalcanzable. Tales caminos a menudo exigen un pago. No hay grandes victorias, pero con frecuencia es suficiente con evitar una derrota".
"¿Tienes algo de experiencia en esto, mi reina?"
Los ojos de Mara brillaron e hicieron que los músculos de Petra se tensaran por un momento. Luego, Mara dejó escapar una fina risa. Petra se relajó un poco, pero su mente seguía tensa. Observó las revoluciones de la brújula.
"Sí. En esto somos parecidas", la tranquilizó Mara. "Las que perdiste eran como hermanas para ti".
"Sí". Petra había conocido a varias de ellas como corsarias bajo su mando. Habían sangrado por sus órdenes. Algunas eran amigas. Sin embargo, aquí estaba, viendo al mar desde su mirador.
Mara le rozó suavemente la mejilla. "Tranquiliza tu mente, Petra. Siento su llamado. Así como yo volví a ti, ellas también lo harán".