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Lore
Capa estelar
"Como te sientes es como te ves, cariño. ¡Y quiero que te sientas lo mejor posible!". (Eva Levante)
El sol de la tarde calienta los adoquines del patio. En los barandales de los balcones arrullan palomas bien alimentadas. Las ramas de los árboles, cubiertas de nuevos retoños, se sacuden con la brisa. Las naves están suspendidas en el cielo sobre la Ciudad, donde solía estar el Viajero.
Unos cuantos guardianes se muestran armas y accesorios entre sí.
"No sé de qué hablas", dice una Centinela. Los patrones grabados en su gorjal plateado hacen juego con los de su escudo. "Es evidente, recibir golpes es lo más importante, ¿para qué tenemos armaduras si no?".
Una Aeda del sol vestida con un tabardo antiguo se quita el guante, cuyo fino tejido está cubierto con plumas metálicas que atrapan la luz. Sacude el guante ante una Acróbata del filo. "Plumas reales de murciedáctilo. Estos guantes volaron por la atmósfera superior de Venus. Resuenan con energías solares, esa es la clave".
"Los murciedáctilos no tienen plumas. Pagaste de más, querida", le responde la Acróbata del filo. "Cuando yo mate personalmente al Testigo, mi armadura necesitará estilo. Y eso también te falta…".
Un par de alas solares iluminan la espalda de la Aeda del sol. La temperatura en el patio sube unos dos grados. Las guardianas toman sus armas.
"Ah, cielos. ¿Lord Shaxx estableció una nueva arena del Crisol en la Torre?".
Los guardianes se dan la vuelta y ven a Eva Levante. Lleva una bufanda perfectamente combinada con sus cómodos y elegantes zapatos.
Un Quiebrasoles se da prisa para tapar una marca de calcinación en el suelo.
La Acróbata del filo habla primero.
"¡Eva! Eres justo quien necesitamos. ¡Puedes resolver todos nuestros problemas!".
Con perfecta calma, frente a una cantidad de guardianes igual a tres equipos de Gambito, Eva dice: "Resolver todos sus problemas puede ser demasiado incluso para mí, cielo".
El escudo de la Centinela desaparece mientras se da cuenta de algo fundamental. "Pero puedes resolver nuestro problema más importante", le dice. "¡Eres la experta!".
Los guardianes hablan todos al mismo tiempo.
"¡Abuela!".
"¡Tía Eva!".
"¡Sra. Levante!".
Ella les da una mirada. Son más guardianes que los que Zavala enviaría tras una bestia. Todos la miran con súplica.
"Ah, bueno, no estaría mal descansar de las multitudes de las fiestas".
Eva levanta un dedo a su audiencia.
"Cuando estaba en alta costura, siempre decía que los pilares eran tres: forma, función y estilo. Ahora, quiero que uno a uno caminen por esa línea y vuelvan. Quiero ver cómo se ven, lo que pueden hacer… y, sobre todo, cómo se sienten con lo que están usando".
Y así comienza el primer desfile de modas de la Torre.