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Lore
Aires de cambio
"No puedes decirle a la brisa adónde soplar. Lo único que puedes hacer es dejarte llevar por ella". (Amanda Holliday)
"De vuelta en casa, de vuelta en casa, yupiti ti", cantaba Amanda mientras guiaba la hipernave a través del tráfico denso y hacia la Torre. En el asiento del copiloto, el Cuervo la miró confundido.
Se encogió de hombros y escaneó el hangar en busca de un lugar para aterrizar. "Es algo que mi padre solía cantar". Lo único disponible era un espacio diminuto, al lado de la paloma gris de Saint-14. "Era su manera de avisarnos que habíamos llegado a casa, cuando para nosotros eso era algo que cambiaba continuamente".
El Cuervo silbó mientras Amanda se preparaba con destreza para aterrizar. "Es un bonito ritual", dijo mientras ella apagaba el motor. "¿Lo inventó él?".
"Creo que no". Liberó la esclusa de aire para abrir paso a las escaleras. "Debe haber sido una canción o algo de la Edad Oscura o de la época antes del Col… ¡Oye!" gritó cuando el Cuervo la jaló bajo el tren de aterrizaje.
"Mira", susurró mientras señalaba en una dirección. En su distracción, Amanda no se había dado cuenta de que Saint y Osiris estaban a unos metros de distancia. A juzgar por el ceño fruncido de Osiris y la postura de Saint, estaban discutiendo. Se inclinó hacia su dirección y se esforzó para escuchar algunas de las palabras de Osiris:
"No vuelvas a hablarme de ella…"
"Maldición", murmuró Amanda. El Cuervo la miró. "Te lo diré más tarde", susurró y se dirigió hacia Saint. El titán, que aún veía hacia el punto donde Osiris desapareció entre la multitud, no notó su presencia hasta que esta le puso la mano en el hombro.
Se estremeció y luego se rio avergonzado, "¡Señorita Holliday! Tu pájaro de batalla te trajo a salvo. Bien… bien. Ganaste, ¿cierto?".
"Por supuesto. ¿Qué hay de ti? Parece que acabas de tener tu propia batalla".
"¿Batalla?", miró a la multitud. "Ah, no. Eso fue sobre… una reconstrucción. Lleva tiempo".
"Entiendo. Dime si puedo ayudarte a cargar algunos ladrillos".
"Lo haré. Gracias, señorita Holliday". Saint le hizo señas al Cuervo cuando apareció detrás de Amanda. "¿Y a quién tenemos aquí? Eres delgado, pero tus movimientos son poderosos. Debes ser un cazador".
El Cuervo asintió, desconcertado. Amanda soltó una carcajada. "Este es el Cuervo", dijo, y le dio una palmada en la espalda. "Es nuestro informante en todo esto de los cabal. Y, Cuervo, él es Saint-14. Es… bueno, muchas cosas, pero su trabajo principal es dirigir las Pruebas de Osiris".
"¿En serio? Qué interesante", dijo el Cuervo mientras él y Saint se estrechaban las manos. "Solo las conocía como las Pruebas. No tenía idea de que Osiris estaba involucrado".
El titán frotó la parte posterior de su casco. "Está involucrado en muchas tareas importantes. Ayudo en lo que puedo".
"Haces más que ayudar", corrigió Amanda. "Espero que el viejo sepa que está en deuda contigo".
"La ayuda es desinteresada, amiga. Debemos ayudarnos unos a otros sin esperar nada a cambio. Excepto Banshee, que me debe lumen".
"Bueno, claro", contestó Amanda. "No estoy diciendo que deberías contar cada cosa buena que haces, pero las cosas tienen que ser equitativas. ¿No crees?".
De repente, la miró muy serio. "No lo creo. En la batalla, cuando un camarada tropieza, lo ayudas hasta que se recupera. Incluso si tú también estás herido. Es la única manera de seguir adelante".
Amanda miró al Cuervo y luego a Saint. "Bueno, si lo pones de esa forma…", dijo al fin.
Saint asintió, satisfecho por su respuesta. Se inclinó y le posó a Amanda ambas manos sobre los hombros. "Ahora debo reunirme con Ikora. Siempre es un gusto hablar contigo, señorita Holliday. Y contigo, Cuervo delgado". Luego se alejó sin esperar un adiós.
"Encantado de conocerte", dijo el Cuervo, un poco tarde.