Lore
Borceguíes Apocalipsis Ancestral
“Ya dejé de contar apocalipsis”. (El Vagabundo)
Un viento repentino sacudió la gabardina del Vagabundo. Miró fijamente a la línea de soldados cabal en su camino. Un enorme centurión que iba en cabeza habló al grupo con fiereza en lengua cabal.
[Entreguen sus armas y su nave. O mueran].
El Vagabundo les mostró un dedo levantado en el aire. Imaginó a los cabal entrecerrando los ojos para verlo.
[¿Por qué tu raza siempre insiste en luchar, aunque estén irremediablemente en desventaja?].
El Vagabundo meneó la cabeza. "No voy a luchar. Me gusta mirar", dijo y apretó la mota de Oscuridad en su mano.
Un aullido de otro mundo le inundó los oídos y maldijo. Nunca se había acostumbrado a eso. El cielo se puso de un color verde feroz y se partió en dos.
Nueve criaturas que los guardianes conocerían como Primordiales avanzaron por la arena de la Costa Esmeralda, fuera de lugar, imposibles, enormes y equivocados.
Los cabal emitieron un grito gutural. Una aproximación al miedo.
Los rastreadores peinaron el aire mientras disparaban todo lo que tenían contra los poseídos que emergían de repente. Las explosiones mecían la orilla mientras una nave cabal se unía a la batalla. Pilares de llamaradas se alzaban hacia el cielo. Los Primordiales no parecían darse cuenta, avanzando, a pesar de los balazos y el fuego, hacia los enemigos de sus amos, que no se habían movido de su sitio.
La sonrisa del Vagabundo era toda dientes.