Lore
Grebas Solsticio (resplandecientes)
Mantén el terreno hasta que seas el último en pie.
Daimos-22 agitaba los brazos mientras suplicaba a una multitud de humanos que se dieran prisa. El complejo debió de haber sido su hogar durante años, a juzgar por la cantidad de posesiones que había. Pero ahora se inundaba. Se hundía.
El túnel, el único que no se había inundado, hecho de madera agrietada y podrida sujeta con endeble metal, era angosto pero les llevaría a la superficie. “¡Vamos!", gritó el titán mientras pasaban a toda prisa por su lado.
Había niños y ancianos llorando. "Lo sé", dijo, reprimiendo un grito. "Pero tenemos que irnos".
Una mujer dejó caer su enorme maleta, y la apartó de un puntapié. Miró a la maleta y desapareció entre la multitud.
Toda la estructura crujió. Daimos alzó la vista y examinó el túnel. Algo no encajaba.
El techo que tenía encima se abrió y todo el túnel se colapsó. Sintió la presión en los brazos mientras empujaba contra el techo. Aguanta.
Siguió dando voces, y seguían pasando de largo.
Aguantó y aguantó y, cuando se soltó, supo que él era el último que quedaba.