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II - Te sostienen.
Eris Morn dibuja con tiza en el piso de la sección del C.E.L.M. que antes ocupaba el Sirviente de los Simbiontes eliksni. Una nave ataúd liberada emite un zumbido junto a ella. A través del hangar abierto y resguardado, el Leviatán ofrece una vista semejante a un nudo deforme. Su forma sobresale del contorno ensombrecido de la Luna.
Ikora baja las escaleras. Un hechicero tanatonauta ataviado con ricas vestimentas la sigue con su túnica recortada en hueso y símbolos bordados de forma intrincada.
"¿Incautaste esto en Marte?", pregunta Ikora con una sonrisa mientras observa la nave de la colmena.
Eris se pone de pie. "Nos ofreció una protección considerable para el transporte de la Corona desde su bóveda".
"¿Se encuentra aquí ahora?", pregunta el tanatonauta e interrumpe sus pasos al final de las escaleras.
"No hay de qué preocuparse. El C.E.L.M. desembarcará de la Ciudad para garantizar que la Corona esté contenida", responde Eris.
"Mantengan la nave ataúd atracada aquí en caso de que tengamos que deshacernos de la Corona. Lo último que necesito es que un novato le dispare". Ikora pasa frente al tanatonauta y le hace un gesto tranquilizador. "Dinos cómo piensas continuar, Eris".
Eris señala la puerta abierta de la bahía. "El Leviatán está muy cerca de nosotros. Aunque desentrañáramos el plan de Calus, la nave en sí es una amenaza, solo por su tamaño. Calus no necesita poder paracausal para ocasionar una extinción masiva".
"La atención de Calus parece concentrarse solamente en la Pirámide", interrumpe Ikora. "Si eso llegara a cambiar, Zavala me asegura que la flota de Caiatl proporcionará una potencia de fuego disuasiva importante".
Eris asiente al ritmo de las palabras sensatas de Ikora. "Confío en que eso será así. Sin embargo, la conexión creada por Calus, cualquiera que esta sea, está atrayendo al Leviatán a Pesadillas y fantasmas por igual. Él puede ejercer influencia sobre ellas, pero creo que podemos cortar esa conexión".
Señala al tanatonauta. "Tú", dice y señala los tres lugares indicados con tiza en el piso. "Aquí, aquí y aquí. Vamos a requerir anclas mortuorias para atar el ritual. Aférrate a tu mente al límite por todo el tiempo que sea posible y yo elaboraré los sigilos necesarios para contener la Corona. Luego, tendremos que buscar voluntarios…".