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Lore
Cubremanos de odio
Acólitos de Nezarec: Acasia - II
Esperé hasta que escuché su respiración y sus gemidos agitados antes de levantarme.
Cuando me acercaba, mis ojos se fijaban en el rostro de ella. Era difícil ver bien en la oscuridad, la luz de la luna apenas entraba en la cueva. Se retorció. Era una pesadilla. Una de las de él… Tenía que serlo.
Extendí los brazos y mis dedos encontraron la carne de su brazo.
En un instante, me atrapó un torbellino. Los gritos apabullantes, las voces, las imágenes desgarradoras de su cara, la esencia misma del pavor…
No podía arrancarme de eso. Tenía razón. Era él.
Me golpeó un estallido morado que salió de su mano. Aterricé con un ruido sordo y, antes de que pudiera reaccionar, la tenía de pie sobre mí. Sus respiraciones eran fuertes y su lenguaje corporal indicaba que estaba enojada por la forma como sus manos irradiaban energía por sus brazos. Miré hacia arriba con los ojos bien abiertos.
"Lo siento", logré pronunciar, con las manos levantadas otra vez. "Lo estaba buscando a él… a Nezarec… y tú eres el primer ser que encontré que había estado en contacto con él fuera de mi familia".
Ella seguía a la defensiva.
"Solamente quiero ver su poder. Ver cuál fue tu experiencia con él".
En ese momento, suavizó su semblante, pero solo ligeramente. Habíamos llegado a un entendimiento. Retrocedió y se sentó en el tronco. Me levanté con precaución y me uní a ella.
"Por favor", rogué.
Me vio tras una larga pausa. Sostuve su mirada hasta que de pronto mi visión se deformó.
