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Lore
Distintivo Cacería Salvaje
Muestra tu orgullo.
V
El titán escudriñaba la niebla vacía.
"Diablos", dijo Siegfried rotundamente. Se volteó.
Un cañón en su cara. Un insomne encapuchado detrás de él, sus rasgos oscurecidos por un delgado chal que solo dejaba ver sus ojos. "Deja. De. Seguirme".
Siegfried levantó las manos. Su espectro se materializó. "¡Atrás, Ogden!", gritó el asaltante práxico.
"¡Oigan!", gritó Ogden, "No miraré cómo dos hermanos de la Luz se pelean. ¡Cálmense!".
Un segundo espectro se materializó. "Glint. Cuidado", susurró la figura.
"Todos estamos del mismo lado", dijo Glint con calma.
Un corsario surgió de la niebla apuntando el fusil a la figura encapuchada. "Bajen las armas despacio y entréguense pacíficamente".
"Oh, no". Glint miró al hombre encapuchado. "Espera, Cue-vr… Cobre".
El calor brotó de la mano libre del encapuchado.
"¿Entonces te llamas 'Cobre'?", preguntó Siegfried. "Nunca he escuchado hablar de ti".
"Cobre" volteó y lanzó una tosca espada solar que partió el fusil del corsario y le lastimó la mano. Siegfried se movió para desarmarlo; alcanzó la mandíbula giratoria de Cobre con un puño electrificado, pero no alcanzó el arma. Cobre se tambaleó y se internó en la niebla.
"Qué irrespetuoso", gritó Ogden. "No podemos permitir ese tipo de comportamiento".
"Será la última vez", aseguró Siegfried.
Las siluetas tropezaban a través de la neblina. Los espectros se desmaterializaron. Las conversaciones se entremezclaban en las radios de los corsarios. Cobre se escondió hasta que todo estuvo silencioso a su alrededor, a excepción de un pequeño estallido de propulsión en la niebla.
Siegfried estaba muy por encima de él, cayendo en picada a través de la niebla como una tormenta espiral. Cobre miró hacia arriba y salió corriendo. Los puños del asaltante destrozaron el suelo debajo de él y causó estragos. Cobre salió disparado y volteó para aterrizar con su Promesa Nefasta listo. Siegfried se abalanzó contra Cobre como un trueno. Cada disparo atizado del cañón de mano del hombre era derribado por rayos provenientes del titán. Siegfried cargó contra él con el hombro. Cobre se precipitó hacia él y formó una llama solar en su mano…
"¡Muy lento!", Siegfried hundió un codo chirriante en el estómago de Cobre y bloqueó el contraataque. El titán le propinó un rodillazo en las costillas, lo complementó con tres golpes rápidos en todo su cuerpo… y finalmente le dio un golpe estruendoso en la sien.
Cobre gruñó y luchó para mantenerse en pie.
Siegfried estaba de pie con una furia voltaica. "Estás en un nivel inferior".
"Soy bastante bueno para soportar golpes", dijo Cobre entre dientes apretados y ensangrentados.
"Ríndete. No te lo pediré de nuevo".
"No puedo. Estoy aquí para ayu…".
Siegfried cargó sin titubear, pero Cobre estaba listo esta vez. En vez de replegarse, saltó hacia adelante con una espada ardiente. Siegfried asió su muñeca milímetros antes de que la espada hiciera contacto, pero perdió el equilibrio. Pelearon en la tierra. Siegfried arrancó el cuchillo de la mano de Cobre.
"Disfrúta esto", dijo Cobre, y se del titán pateándole estómago. La espada se derritió y envolvió a Siegfried en una ardiente explosión.
El asaltante salió de la nube explosiva tosiendo. "Malditas espadas…" Cobre se perdía rápidamente en la niebla.
"¡Basta de correr!" Su voz estalló mientras golpeaba sus puños electrificados en el suelo. La onda expansiva se propagó por la tierra e hizo tropezar al cazador. Siegfried dio un paso hacia adelante. El cazador volteó para enfrentarlo con su arma al rojo vivo. Un rayo de destrucción solar chisporroteó en la niebla y golpeó la hombrera de Siegfried antes de que pudiera reaccionar y lo tiró al suelo.
Siegfried podía escuchar a los corsarios en las cercanías. Desorientado y furioso, el titán se incorporó, pero no pudo encontrar a su enemigo. El cazador se había ido. Por más que los corsarios lo buscaran hasta el cansancio, jamás lo encontrarían, pero Siegfried los hizo buscar toda la noche de todas maneras.