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Capa Buscador Eidolon
V - Te atan.
"¿Que quieres ir adónde?". La hipernave del Vagabundo permanece en reposo a sus espaldas y su motor produce intensos golpeteos y fallos al encender, como si fuera a explotar. A su lado, la nave de Eris emite un contrastante ronroneo.
"Hay una conexión entre los puntos de Oscuridad. La señal viene y va a un lugar aún más lejano". Eris se acerca para que su voz se escuche por encima del ruido del motor. "Puede que obtengamos más información de las otras Pirámides".
El Vagabundo chasquea con la lengua y levanta una ceja. "Parece una misión peligrosa. Y si papi Calus está en la Luna, yo diría que está fuera de alcance".
"Sí, pero el guardián lidera a grupos de incursión en la Pirámide de Rhulk en el Mundo Trono de Savathûn. Usaremos esa distracción a nuestro favor".
Y luego de eso, Eris se abre paso brusca y engorrosamente frente a él hasta su nave. "Ven, Rata".
"¿Podemos comer antes?".
***
Las explosiones retumban dentro de la Pirámide del Mundo Trono mientras Eris y el Vagabundo establecen un campamento en el pantano sumergido, donde el miasma se encuentra con la entrada a la Pirámide. La colosal nave los eclipsa. Muy por encima de la niebla, la extensión de sus límites no es perceptible a su mirada.
La expresión del Vagabundo es seria. Está contraída con una tensión que Eris casi nunca ha visto: en una mano lleva a Confianza y el puño de la otra está lleno de estasis.
Eris pone un tallo de Egregor envuelto en una tela sobre un fragmento de Pirámide que sobresale del apestoso pantano. Lo desenvuelve y extiende cuidadosamente las esquinas de la tela antes de notar los pasos del Vagabundo a sus espaldas.
"Algo nos está observando", murmura el Vagabundo. Se gira hacia su espectro modificado y susurra en voz baja para convencerse a sí mismo de que Eris no puede escucharlo: "Échale un ojo, ¿sí?". Luego habla más fuerte: "Voy a mirar por ahí para asegurarme de que no se le haya pasado ningún engendro al superhéroe".
El espectro modificado del Vagabundo emite un solo tono sostenido que indica que comprende y luego se concentra en Eris.
"Germaine".
Él se detiene. Eris sabe que esa preocupación disimula una nobleza que suele tratar de ocultar para no afectar al personaje del Vagabundo. Es una máscara vistosa, pero ella ha visto su verdadera naturaleza debajo de toda esa capa de suciedad.
"¿Me podrías… dar fuego?".
"Claro". Descarga una ronda solar de su Confianza que crea chispas en el piso piramidal y enciende el tallo de Egregor. "Regreso en un minuto".
Eris lo ve desaparecer en el pantano y luego centra su atención en la columna de humo de Egregor.
***
Eris se sienta, exhausta, sobre un cojín tibio en la tierra. El Vagabundo vigila un fuego peligrosamente grande mientras saca una especie de estofado con un hedor dulzón de un recipiente con aspecto de caldero diseñado por la colmena. Ella arruga la nariz y el entrecejo cuando él le entrega un tazón lleno de una espesa sopa de color marrón grisáceo.
"¿Qué encontraste?", pregunta el Vagabundo mientras sorbe sonoramente de su tazón.
Eris toca con los labios la "comida" para probar la temperatura y el sabor. Es algo como los apestosos quesos en escabeche que Ikora le dio durante su última visita a la Ciudad, pero con un sabor terroso escondido. El rostro se le crispa y prefiere seguir con la conversación. "Tenía razón: están conectados. Pero ahora solo tengo más preguntas".
"En mi opinión, así es como funcionan estas cosas. Es mejor dejarlo todo como está y regresar a casa", dice el Vagabundo mientras toma otro gran sorbo.
"El Egregor conecta puntos de Oscuridad y resuena con los constructos de la Pirámide, pero no logro descifrar su comunicación. Aun así… la Pirámide Lunar, la Pirámide de Europa, y el Glykon y el Leviatán dialogan con el mismo punto distante. Calus habla con lo mismo que habló Rhulk. Y es… bastante preocupante".
"Guau", dice el Vagabundo con un silbido. Sacude la cabeza y mira el tazón lleno de Eris. "¿Te vas a comer eso?".
"Eh…", ella se pregunta si él la escuchó bien, pero sabe que repetirlo es inútil. "¿Qué es esto exactamente?".
"Una cantidad increíble de sabor. Es la primera vez que me sale bien. Pensé que te gustaría que alguien cocinara para ti dado que eres… mala para eso".
"Rata, ¿qué me estás dando de comer?". Ella recuerda que él había salido de cacería más temprano ese día y se le revuelve el estómago. Eris mira fijamente al Vagabundo, boquiabierta y con una arcada entrecortada. Al recordar las cosas que él dijo haber consumido, su imaginación se desbocó. "Me preparaste engendros podridos".
"¡¿Qué?!", el Vagabundo se atraganta con el estofado y tose. "No te daría esa basura, Polvo Lunar". Se ríe. "¿Nunca has probado el estofado de cangrejo de río?". Sostiene el tazón a la altura de sus labios. "O de un primo cercano…", agrega en voz baja. "Camaroncitos de pantano. ¿Entiendes? ¡Son un manjar!".
Eris domina su imaginación, respira profundo y bebe el caldo sin quitarle la mirada al Vagabundo. El líquido le llena el estómago quejoso de una calidez saludable. Siente que su estrés comienza a desaparecer. El sabor del estofado es mucho más agradable que su olor. Sonríe y sorbe de nuevo.
"Gracias. Sabe… bien".