Exotic Perks
Venganza
Stats
| Defensa | 0 |
Curated Roll
Lore
Máscara tuerta
Ojo por ojo.
Cuando se llevaron mi Luz, los reté a que hicieran lo peor que pudieran. Cuando se llevaron mi ojo, me reí y les dije que tenía otro. Pero cuando se llevaron mi Espectro... Ay cuando me quitaron a mi Espectro, en ese momento se les acabó la vida.
Solo que todavía no lo sabían.
Desde mi primera resucitación anduve solo. Supuse que siempre fui así, en mi vida anterior y así. Unirme a escuadras, hacer asaltos, los Ocasos del comandante, todo eso nunca fue lo mío. Siempre anduve solo. Nunca necesité a nadie. Excepto a mi Espectro. Mi Espectro era mi único amigo. No me da vergüenza admitirlo, ya no.
Poco después de la Guerra de los poseídos, habíamos llegado a la ZME, buscando un lugar que pudiéramos llamar hogar. Buscando algo de tranquilidad. A lo mejor algo parecido a la paz. Mi Espectro y yo habíamos estado luchando desde las Guerras de facciones. Luchamos todo el tiempo, nunca dejábamos de hacerlo. Y yo ya no podía más. Los dos ya no podíamos más. Habíamos realizado operaciones en solitario por tanto tiempo, que creo que nadie se dio cuenta que nos fuimos. Y nos daba gusto.
Nuestra desconexión repentina de la Luz lo cambió todo. Me gustara o no era un guardián y él era un Espectro. La paz nunca estuvo en los designios para nuestras vidas; el Viajero se encargó de eso. Mi Espectro se reconectó con la red de la Ciudad por primera vez en no sé cuanto tiempo, solo para descubrir que las comunicaciones estaban bloqueadas en todo el planeta. Así que viajamos hacia el oeste, a nuestra zona de aterrizaje anterior, para dirigirnos de regreso a la Ciudad, para encontrar la siguiente batalla. Fue entonces que nos encontraron. Después nos enteraríamos de que era la Legión Roja de los cabal.
Nos hicieron marchar hacia el norte de la Cala sinuosa. Montaron un campamento desde donde se veia el Fragmento. Tomaron sus bebidas. Se pusieron agresivos. Sabían que no teníamos Luz, querían ver de lo que yo estaba hecho de verdad, cuando solo era carne y aire. Les dije que hicieran lo peor que pudieran y así lo hicieron. Me golpearon hasta casi privarme de mi última vida y luego se burlaron cuando mi Espectro no pudo hacer nada para sanarme. Bebieron un poco más y uno de ellos decidió que me sobraba un ojo, y me lo sacó; y se rieron más y me preguntaron que qué iba a hacer. Yo les devolví la risa, mi risa sonó más fuerte y más loca de lo que les gustaba, y les dije que tenía otro. Entonces uno de ellos, el peor de todos, agarró a mi Espectro y dijo, Ahora yo soy tu Espectro, yo soy el que decide si vives o mueres. El Espectro parecía una piedrecita en los garrotes de carne de la criatura y, sin siquiera el más mínimo esfuerzo, quedó hecho trizas. Antes de que el sol saliera me aventaron de un barranco. Deberían de haberme puesto una bala en el pecho. Deberían de haber alimentado a las Bestias de guerra con mi cuerpo.
Supongo que mi Espectro me eligió porque fui una especie de héroe en mi tiempo anterior. Pero quizás es más probable que haya sido un asesino más.
Y, lo que es más que seguro, es que no me hizo falta ningún Puño del caos para mojarme las manos cómo es debido.
