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Lore
Alta dignidad
"Bonita máquina. ¿Qué tal si la… golpeamos un poco?". (Amanda Holliday)
El tiempo se ralentizó para Amanda Holliday cuando vio a un escuadrón de cazas cabal atravesar la atmósfera muy por encima de ella. Su memoria muscular entró en acción, y bajó la nave a la altitud mínima. Hizo zumbar las copas de los árboles y giró su nave por las escarpadas mesetas del Cosmódromo. Si querían perseguirla, habrían tenido que probar que tenían las agallas.
Le disparó a un circuito cerrado alrededor de una espira de roca, con las armas a tope, esperando infligir daño al escuadrón de persecución. En su lugar, vio a los cazas continuar en la distancia. De seguro estaban en una misión de bombardeo para contrarrestar los nidos conocidos de la colmena. Probablemente ni siquiera la notaron.
Holliday se calmó, ganó altitud y ralentizó su respiración para contrarrestar la adrenalina que aún corría por sus venas. Se dio cuenta con un asombro enfermizo de que en realidad estaba decepcionada.
"Es mejor así", pensó. "Deja que alguien con vidas de sobra acabe con los cabal".
A pesar de la confianza en sí misma de Amanda, su decepción no se marchó. Desde que se convirtió en la contramaestre de la Torre, sus excursiones de combate se habían vuelto cada vez menos frecuentes. No se había dado cuenta de cuánto las echaba de menos. La hacían sentir como si estuviera haciendo su parte.
Pero incluso después de todo lo que había logrado, después de todo lo que había sobrevivido, todavía sentía que se estaba perdiendo algo. Que no estaba haciendo lo suficiente, que se estaba quedando atrás. La gente de la Torre la veía como ingeniera y piloto. Pero en sus sueños, todavía era una niña desnutrida, caminando hacia la Última Ciudad mientras las hipernaves le zumbaban encima.
"Eso es lo que pasa cuando tus mejores amigos son inmortales", pensó. "Mi vida es insignificante en comparación con los guardianes y las deidades de la colmena. Demonios, incluso esta nave probablemente vivirá más que yo".
Su reflexión fue interrumpida por un pequeño indicador parpadeante en su tablero. Debió sobrecargar uno de los convertidores de plasma durante sus maniobras evasivas. Algo más que arreglar. Siempre había algo.
Amanda sonrió y se fue rumbo a la Torre. "Si solo tengo una vida que vivir", pensó, "entonces será mejor continuarla".
