Related Collectible
Lore
Hiera Hodos
Celebra los misterios más grandes.
La reina Mara Sov del Arrecife esta noche patrulla el muro levemente iluminado por las celebraciones en la Ciudad. Aquí arriba, el viento levanta su capa y la llama a seguir adelante.
Las calles debajo están atestadas de celebrantes. Los insomnes entre ellos (terrícolas, nativos del Arrecife, portadores de Luz) brillan como el ocaso en la mente de Mara.
Las celebraciones esta noche son por la Ciudad. Mara no tiene la intención de hacerse su espacio en ellas. En su lugar, camina sola y piensa en su primera Noche de los Ascensos.
Había llegado de a poco hasta Mara desde su gente, una fiesta folclórica que terminó por volverse una institución. Tardó años en tomar la forma actual: un viaje por la Oscuridad en el aniversario del éxodo insomne del Distributario.
Durante esa primera noche, Sjur había irrumpido como una brisa, abriendo la puerta de un golpe y equipada como siempre con sus botas robustas y su arco largo, lista para intimidar a su reina a que salga a la naturaleza. Había llevado a Mara de la mano mientras reía y, mientras reía, Mara la había dejado.
Caminaban, Sjur con los pasos de una mujer alta y acostumbrada al trabajo al aire libre, Mara con el paso de una líder que se dedica principalmente a la acción cognitiva. Sjur olvidaba la diferencia a cada rato.
"Ve más despacio", le dijo Mara a medida que se acercaron a las puertas de la Atalaya.
"Puedo cargarte".
"No lo hagas", respondió Mara, demasiado rápido y sin la severidad necesaria como para detener a una mujer como Sjur Eido.
Mara se apresuró a atravesar la puerta antes de que la levantara, Sjur arremetía tras ella al grito de: "Pero mi reina, ¡mi corazón me exige que te sirva!".
La noche continuó mientras ellas recorrían los asteroides de lado a lado, a través de la noche infinita del espacio, reviviendo los recuerdos de ese primer viaje al Arrecife: el escape de los misiles que los siguieron por el agujero de gusano. La adrenalina vertiginosa y los cálculos fríos necesarios para llegar a su nuevo hogar.
A pesar del aire frío y liviano, Sjur irradiaba calidez… colosal, risueña, viva. La mano de Sjur sobre la suya era el recuerdo que Mara más revisitó en los años que siguieron. En un momento, dirigía a Mara hacia una subida; al siguiente, la sostenía mientras atravesaba una hondonada como el más cortés de los caballeros.
Por muchos años, Sjur estuvo a su lado durante la Noche de los Ascensos. Otros fue Uldren, ansioso por mostrar a Mara una nueva vista, algún tesoro antiguo en el camino. Dos veces fue Riven, para inspeccionar juntas su Obra Maestra en largas caminatas a través de la Ciudad Ensoñada.
En el Arrecife y en la Ciudad Ensoñada, la gente de Mara celebra unida. Recuerda su historia. La representa y la recrea, la devuelve a la vida.
Ahora, Mara mira a los insomnes debajo, que celebran otra fiesta en una Ciudad con tradiciones propias.
Y Mara camina sola, entre la Ciudad y la Oscuridad afuera.