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Lore
Carcasa Horus
Algún día volverás a tener todas tus partes. No importa en cuántos pedazos te hayas partido.
Las luces eléctricas parpadeaban sobre la escalera de la hipernave de Saint-14, acompañadas por el ocasional golpeteo de un balasto suelto. El tintineo mecánico recuerda a los insectos. Es una sutileza que normalmente se pierde por el ruido del hangar de la Torre. No hay mucha actividad en el área a esta hora, mucho antes del amanecer. Pero la ausencia de ajetreo hace que el lugar se sienta más profundo… más solitario.
Saint se sienta en los escalones bajo su nave y sujeta un diario maltrecho con sus enormes manos. El ojo de bronce de la cubierta indica que Osiris es el dueño. Una cerradura delicada mantiene la confidencialidad de su contenido; Saint tantea con su pulgar la esquina del broche. Sería fácil romperlo, pero supondría una infracción considerable de la privacidad de Osiris. Aun así, la tentación tira de sus dedos.
Geppetto, el espectro de Saint, se teletransporta sobre su hombro. "Tienes una llamada", dice mientras echa un vistazo al diario. Luego, lo mira y lo juzga. El titán intenta rehuir su mirada.
"Escuchémosla", dice Saint. Le vendría bien una distracción.
"Saint". La voz de Mithrax se escucha través de Geppetto. "No… no creí que responderías. Parece que ni tú ni yo podemos descansar como corresponde".
"Sí", dice Saint con voz reflexiva, pero su atención flaquea. "¿Qué… es lo que necesitas, Mithrax?".
"Nos acaba de llegar una carga de suministros", dice Mithrax con un atisbo de esperanza en su voz. "Necesitamos una mano".
Saint guarda silencio mientras recorre el diario con una mano. Geppetto anima a Saint y él responde con un suspiro mientras deja el diario de lado. "Puedo ayudar", responde. "Tú señalas y yo levanto, ¿verdad?". Su risa cansada habla por sí sola.
"Me alegra oír eso. Eido tiene muchas ganas de volver a verte", dice Mithrax con gentileza. Saint asiente para sí mismo y se levanta lentamente de los escalones. Con gran prisa, Geppetto teletransporta el diario de vuelta a la casa de Saint con un torrente de luz crepitante.
"Gracias por la consideración", dice Saint sobre su hombro. Geppetto lo mira, pero no está segura de si las palabras de Saint iban dirigidas a ella o a Mithrax. Pero, tras un momento, lo entiende:
Eran para ambos.
