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Lore
Amnestia-S2
"La Aurora da la bienvenida a todos". (Eva Levante)
Durante las últimas tres semanas, el guardián ha estado acampando en un contenedor oxidado lejos de los caminos principales que siempre están llenos de gorriones, y se mantiene fuera del camino de otros guardianes, y si no puede hacerlo, se deja el casco puesto. Siempre.
Todo lo que tiene a su nombre es equipamiento, un anillo y una sábana de seda. Eso es con lo que despertó. Lleva el anillo en una cadena y guarda la sábana como un recordatorio reconfortante de algo que no puede recordar. A veces la lleva puesta sobre el hombro. La tela es tan fina que le hace pensar en el lugar de donde debe haber venido antes de esta vida, y lo mucho mejor que es que donde está ahora.
Pasa sus días solo. Otros guardianes son una fuente impredecible de dolor y confusión, y lo ven de la misma manera. Algunos reaccionan a él con total hostilidad. A otros, les invade una pena personal e inexplicable. No sabe por qué. Esa fue la lección más dolorosa de renacer: es mejor estar solo. Así que ahora siempre está solo, excepto por su espectro.
Una noche, se sentó con la cabeza apoyada en las rodillas y escuchó los chasquidos lejanos de los disparos. No ha visto a nadie en una semana, pero puede oírlos. De alguna manera, eso empeora la soledad. Es más fuerte.
"¿Sabías...?" dijo su espectro, brillante pero gentil. El brillo púrpura de su coraza refleja la penumbra fuera de la caja. "Están celebrando en la Última Ciudad. Lo llaman la Aurora. Es una celebración de amistad, esperanza y calidez".
El guardián mantiene los ojos cerrados y baja su amargura. El silencio permanece entre ellos, pesado y lleno de palabras que no se han dicho, hasta que el espectro le golpea suavemente en el hombro. "Para sentirse bien, se dicen el uno al otro Feliz Aurora".
Sin embargo, el guardián no dice nada, y su propio silencio lo enferma consigo mismo. Su espectro nunca ha dudado de él. Nunca dudaba de nadie, en realidad. Es un pozo de un optimismo implacable. Y por muy exasperante que eso sea, también es desgarrador, reconfortante y un alivio. El guardián no será quien lo decepcione.
Ya había demasiada decepción en esta vida.
"Feliz Aurora", le respondió.
